Para dar respuesta a esta pregunta, forzosamente hay que acudir al documento de referencia cristiana y base del Antiguo Testamento : la Biblia. Aunque en este apartado, el libro sagrado no dice mucho puesto que no menciona el día y año del nacimiento de Jesús, probablemente porque se escribió casi un siglo después de su fallecimiento y es conocido como se pierde información en el mensaje cuando se transmite de manera oral durante varias generaciones.
Aunque la Biblia si relaciona el hecho con personajes y acontecimientos históricos, como por ejemplo el reinado de Herodes. Los historiadores coinciden en que el Rey de Judea debió de morir en algún momento entre los años IV y I, antes de Cristo. Los Reyes Magos lo visitaron poco antes de su muerte por lo que el viaje de estos tuvo que producirse antes de esas fechas.
Por otra parte, existen serias dudas de que el nacimiento de Jesús fuera un 25 de diciembre. En la Biblia, San Lucas habla de la actividad de los pastores en la zona de Belén durante el tiempo de su nacimiento, cuidando a sus rebaños y a los corderos nacidos durante la noche, algo que sucede en primavera y no en pleno invierno. Además, el 25 de diciembre es precisamente la fecha en la que los romanos, dueños de Judea en aquel tiempo, celebraban sus saturnales, una de sus festividades más importantes donde se adornaban las calles y las casas y también se intercambiaban regalos.
No es casualidad que, para evitar ser perseguidos, los primeros cristianos decidieran -precisamente- esa fecha para celebrar el nacimiento de Jesucristo. Más tarde, en el siglo IV de nuestra Era, cuando el Emperador Constantino del Imperio Romano de Oriente, adoptó el cristianismo como religión oficial del Imperio, conservó el 25 de diciembre como el día de Navidad.

Al día de hoy, los historiadores están de acuerdo en que el nacimiento de Jesús, no se produjo en la fecha que marca nuestro calendario actual, hace 2.021 años. La cronología que utilizamos divide nuestra época en dos partes : la primera sería, Antes de Cristo para lo que se utilizan las siglas AC; y la segunda sería, Después de Cristo y se emplearían las siglas DC. Esta división en el tiempo fue concebida por el monje romano Dionisio, El Exiguo, hacia el año 523 ( DC ) y parece que tiene dos errores significativos.
El primero de ellos, sería colocar el año I DC , inmediatamente después del año I AC , sin pasar por el año 0, un número esencial en las matemáticas actuales y que de hecho, resta un año a cualquier fecha que queramos considerar. Y el segundo es que, Dionisio dió por buena la Declaración de Clemente de Alejandría ( catequista de reconocido prestigio en su tiempo ) de que Jesucristo nació, en el año 28 del reinado del Emperador romano César Augusto, sin tener en cuenta que, durante los primeros años de su mandato se le conoció por su nombre propio de Octavio hasta que el Senado romano lo proclamó como Augusto cuatro años después. Para cuando se descubrió el error, el calendario que todavía utilizamos estaba demasiado implantado para cambiarlo y corregir los cuatro años de desfase.
Si tenemos en cuenta estos errores, el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, debió de producirse en primavera y entre los años 7 y 2 AC. Por lo que Jesús, murió con una edad comprendida entre los 2 y 5 años más de lo que hemos creído hasta ahora que eran 33. Esta suposición informada, se basa además, en que ni siquiera los Evangelios se ponen de acuerdo en su fallecimiento: Marcos, Lucas y Mateo, hablan de un día y Juan de otro. En su libro sobre Jesús, el Papa Benedicto XVI, apoya la tesis de Juan, lo que adelantaría un día la condena y la muerte.
Uno – si no el que más- de los acontecimientos más importantes de la Historia, se mueve en un enorme espacio en el que confluyen la fe, la historia y el misterio. Casi ningún investigador reputado niega que el fundador del Cristianismo, fuese un personaje histórico, crucificado por los romanos en Jerusalén. Pero es cierto que apenas se sabe algo más de lo que cuentan los Evangelios.

Tanto el Evangelio de Mateo como el de Lucas, ofrecen en sus dos primeros capítulos, un conjunto de relatos en torno a la concepción, nacimiento e infancia de Jesús,. Son conocidos tradicionalmente, como los Evangelios de la Infancia. Ambos ofrecen notables diferencias entre sí en cuanto al contenido, estructura general, redacción literaria y centros de interés. El análisis de los procedimientos literarios utilizados muestra que, más que relatos de carácter biográfico, son composiciones cristianas elaboradas a la luz de la fe en Cristo Resucitado.
Se aproximan mucho a un género literario llamado midrás hagádico, que describe el nacimiento de Jesús a la luz de sucesos, personajes o textos del Antiguo Testamento. No fueron redactados para informar sobre los hechos ocurridos sino para proclamar la Buena Noticia de que Jesús es el Mesías davídico esperado en Israel y el Hijo de Dios nacido para salvar la Humanidad. Este es el parecer mayoritario de los especialistas más respetados. De ahí que los mejores investigadores sobre Jesús comiencen su estudio a partir del Bautismo en el Jordán.
También es muy probable que Jesús naciera en Nazaret. Solo en los antes citados Evangelios de la Infancia de Mateo y de Lucas, se nos habla de su nacimiento en Belén y lo hacen -seguramente- por razones teológicas, como cumplimiento de las palabras de Miqueas, un profeta del siglo VIII antes de Cristo, que dice así: Y tú Belén, tierra de Judá, no eres -ni mucho menos- la última de las ciudades de Judá, pues de ti saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo, Israel. Por lo demás, todas las demás fuentes, dicen que proviene de Nazaret ( Marcos, Mateo y Juan ) y que era llamado Jesús el Nazareno o Jesús de Nazaret.