Quienes siguen este blog, se habrán dado cuenta que soy persona que tiende a la moderación y al realismo; me considero conciliador por vocación ; amante de España por convicción y devoto seguidor de las bellezas sonoras de la música pop de los años 60 ( la Década Prodigiosa ).
Con respecto a la situación que vive Cataluña tengo que decir que no siento impotencia, en absoluto, porque creo que, al final, el Estado constitucional va a prevalecer. Pero sí es verdad que para los que hemos dedicado nuestra vida profesional a la defensa de España, se trata de una situación insólita que realmente nunca pudimos imaginar que se pudiera producir.
Soy de la opinión de que no hay causa objetiva que la justifique. El Estado de las Autonomías ha funcionado bien – con sus dificultades y problemas- durante cuarenta años. La Constitución está en la línea de recoger la unidad y pluralidad de España, de manera muy clara. Sin embargo, sectores del nacionalismo radical han dado un salto en el vacío sin que se puedan identificar con Cataluña como tal, porque es evidente que hay una muy buena parte de los catalanes que no comparten sus objetivos y es el momento de que se cumpla la Constitución.
Su pretensión de internacionalizar el problema de la secesión, identificando la España democrática con el franquismo, carece completamente de sentido, ya que la española es una democracia perfectamente consolidada e integrada en todos los organismos internacionales. Por eso no han conseguido apoyo en ningún país de la Unión Europea, ni del resto del mundo. Otra cosa es que ciertos sectores de la opinión pública, de los medios de comunicación y de la pura propaganda, se hayan planteado enfoques que son realmente sorprendentes.
Por eso hay que perseverar en la idea de que la defensa de la España constitucional es una causa justa. Los españoles hemos trabajado mucho y bien para tener una democracia que nos permita convivir juntos. Por eso cuando se habla de presos políticos o de políticos en el exilio, se trata de una gran falsedad. El exilio de verdad se produjo en otras épocas de nuestra historia y desgraciadamente, se sigue produciendo en otros países y en otros contextos. Evidentemente, presos políticos no hay sino personas que nuestro poder judicial considera que han cometido posibles responsabilidades penales y tendrán que responder de sus actos, con todas las garantías legales, como cualquier ciudadano que viva en una democracia.
La opinión pública española ha reaccionado en su conjunto ante esta barbaridad y en la propia Cataluña, la mayor parte de sus vecinos se han movilizado para mostrar su rechazo, dejando de ser invisibles y manipulables.
En nuestra Constitución caben muchas cosas porque se hizo para ello : amplia, abierta, generosa. Fuera de ella no cabe negociar ni sobre supuestos derechos a decidir, ni sobre supuestos referendos contrarios a la ley . Lo que hay que mantener con firmeza es que la autonomía catalana es enormemente amplia y en ese contexto se puede hacer mucha política, pero más allá de la Constitución no ha camino, no hay cauce.