Todo comenzó a raíz del año 2.017, cuando se produjo el referéndum ilegal del 1 de Octubre ( 1-0) y el entonces Presidente del Gobierno catalán, Carlos Puigdemón proclamó la falsa independencia de Cataluña, antes de huir a la capital belga, a Bruselas. Después llegaron años de tensión, las virulentas protestas por la sentencia condenatoria de esos actos por el Tribunal Supremo, en el otoño de 2.019 y desde entonces, el hostigamiento de los radicales separatistas a los agentes policiales, ha sido permanente.
Como última prueba de ello, el episodio de los retrasos, las excusas y negativas de todo tipo para administrar la vacuna contra el virus chino a los Cuerpos Policiales del Estado, Policía Nacional y Guardia Civil. Se trata de un capítulo más, de los muchos sufridos, en este largo proceso de marginación, desde hace años, al que se ven sometidos en esa Comunidad Autónoma.
La consecuencia lógica de este ambiente laboral tan tóxico, es el éxodo de agentes en Cataluña que buscan un destino profesional mejor. Si el año pasado, en 2.020, cerca de 800 Policías abandonaron la región catalana, este año de 2.021, harán lo mismo más de 900 agentes. Se trata de una cifra considerable, en una plantilla que apenas llega a los 3.500 efectivos para las cuatro provincias catalanas. Por lo que se puede afirmar que uno de cada cuatro Policías abandonarán esa Comunidad, un 25% del total.

De seguir a este ritmo, la inmensa mayoría de agentes que llegan allí, lo están viendo como un lugar de paso, en el que apenas permanecen un año, antes de ir a otro destino con mejores condiciones. No hay ningún incentivo para que se puedan quedar y se marchan porque son de fuera. Además, la vida allí se ha vuelto mucho más cara que en otros lugares. Por eso, varios sindicatos policiales han pedido al Ministerio del Interior que declare de manera urgente que, Cataluña se convierta en un territorio de especial singularidad que lleve acarreado determinadas ayudas sociales y beneficios profesionales, ante la sangría que sufre la plantilla policial desde hace años.
El cambio de destino de los agentes, se suele producir ahora, a principios de verano y es en ésta época estival cuando se nota más su marcha. Aunque este año, la pandemia china ha roto todos los planes y el relevo se hará en pleno período estival. Con las vacaciones encima, los mandos se encuentran con una difícil tesitura : cómo cubrir los servicios aunque sea de forma mínima. Se está convirtiendo en algo frecuente, el que haya que cambiar de puesto de trabajo los que allí siguen, durante dos o tres meses, hasta que llegan los sustitutos para cubrir las vacantes.
Uno de los servicios policiales que más sufre estos cambios momentáneos, son las Unidades de Investigación, cuyos componentes, tienen que pasar -pongamos por ejemplo- a Escoltas o dejar de ser secretos para coger el uniforme y tener que custodiar un edificio policial. Aunque serán unos breves meses, los agentes tienen que hacer un enorme esfuerzo psicológico para pasar de paisano a guardia de uniforme.

Y si no les queda más remedio que hacer esto: ¿ qué ocurre con las investigaciones que están desarrollando ?. Me estoy refiriendo al terrorismo, al crimen organizado, al tráfico de estupefacientes, a la delincuencia económica y financiera, a la inmigración, al control de fronteras, a la trata de personas…Pues que, no les queda más remedio que suspenderlas, no pueden atender tampoco los asuntos que les lleguen durante este tiempo, cerrar algunas de las que están pendientes si no se pueden acabar y así hasta que se pueda recuperar el personal trasladado.
Una de las consecuencias de este clima de trabajo es que los Grupos de Investigación Policial nunca llegan a consolidarse. Entre los traslados de plantillas y los cambios de destinos internos, estas Unidades se van vaciando y cada año tienen que recomponerse. Y así hasta que los recién llegados vuelvan a marcharse. El problema es, especialmente grave en la Escala de Subinspección ( mando intermedio ) donde afecta al 50% de los recursos y en la Escala Básica ( agente ) un 30%. Estas cifras, escandalosas a todos los efectos, solo han obtenido un rotundo silencio por parte del Ministerio del Interior.