El rechazo de las instituciones públicas vascas a la selección española de fútbol dura más de medio siglo. Hay que remontarse a 1.967, para tener referencia de un encuentro del conjunto nacional en el País Vasco y desde entonces el agravio ha sido constante.
El último, se ha materializado al confirmar la UEFA ( Unión de Federaciones Europeas de Fútbol ) que Bilbao no será sede de la próxima Eurocopa, con arreglo al comunicado hecho público el pasado 21 de abril por las instituciones que integran el organismo Sede Bilbao ( Ayuntamiento, Diputación Foral de Vizcaya y Gobierno Vasco ) que se iba a celebrar en el estadio Nuevo San Mamés.
Las presiones y duras exigencias impuestas por el Gobierno regional, escudándose en motivos sanitarios, han hecho imposible que Bilbao acoja a la selección española de fútbol, como pretendía la UEFA, al incluirlo como una de las posibles 12 bases seleccionadas, tras 53 años de ausencia.
Sí, hasta en seis ocasiones. La última vez que el combinado nacional jugó en tierras vascas, fue el 31 de mayo de 1.967, en el viejo San Mamés, frente a Turquía, en un partido correspondiente a la fase de clasificación para la Eurocopa de 1.968 que se iba a celebrar en Italia. España, se impuso por 2-0, con goles de los madridistas Grosso y Gento. Aquel fue el último de los partidos que España ha disputado en Bilbao y, pese a la victoria, no le sirvió para llegar a la fase final de la Eurocopa, entonces restringida a cuatro equipos. En San Mamés, España nunca ha perdido. El balance ha sido de 3 victorias y 3 empates.

Además de Bilbao, Fuenterrabía ( Guipúzcoa ) es la otra ciudad vasca que ha albergado un partido de la selección nacional que además fue el primero de su historia. Fue en 1.923, el 25 de mayo, en un encuentro amistoso contra Francia que finalizó empate a un tanto, resultado que se consideró un éxito. Desde entonces, el veto se ha mantenido a lo largo de los años.
Es conocido que, el combinado nacional no es bien recibido en amplios sectores institucionales y sociales vascos. No en vano, la izquierda separatista se ha encargado de realizar durísimas campañas contra lo que considera una herramienta para el adoctrinamiento político con el único fin de españolizar la región vasca.
La última prueba, ha sido la respuesta brutal de las juventudes de la izquierda radical e independentista, ante la selección de Bilbao como ciudad-sede, llenando el centro de la población con carteles de la imagen del capitán del equipo nacional, Sergio Ramos, pisoteada por el jugador francés Eric Cantona, con fondo del escudo de España. Sobre ella, una multitud con banderas vascas y el lema: ¡ No a esta Eurocopa !. Con la Tierra Vasca no se juega

Durante la final del Campeonato Mundial de Sudáfrica, en 2.010, donde España consiguió su primer trofeo mundial, la euforia que llevó a miles de ciudadanos a celebrarlo por las calles, en Bilbao apenas se dejó sentir y las autoridades tampoco lo promovieron. Los dos ayuntamientos principales de la región, el de Bilbao y el de San Sebastián, se negaron a sacar pantallas a la calle. En Baracaldo, las que se instalaron, fueron saboteadas. Lo que a los vascos les gustaría, es el reconocimiento de su propia selección y lograr el sueño de jugar contra España, como dijo el antiguo seleccionador del conjunto español, Javier Clemente, el pasado mes noviembre.
La decisión tomada por la UEFA, a la vista de la intransigencias vasca, de sustituir Bilbao por Sevilla, como sede para la celebración de cuatro partidos de la Eurocopa de Naciones, ha supuesto una enorme alegría para la ciudad andaluza y también para la afición a este deporte-rey existente en esta región tan española. El impedimento mayor, expuesto por las autoridades vascas de que, sus indicadores sanitarios de infección del virus chino, impedían que los encuentros se celebraran con público, como exigía la UEFA con al menos, un 30% del aforo, va a suponer que, por lo menos 16.000 espectadores puedan acudir -por partido- al estadio de La Cartuja sevillana. El Gobierno vasco, había exigido que, el 60 de su población estuviera vacunada y al no poderlo conseguir, no podía permitir el acceso de público al nuevo estadio de San Mamés.

La celebración de la Eurocopa en el estadio olímpico sevillano de La Cartuja, será el punto de partida de la auténtica recuperación del sector turístico de Sevilla, donde dejará un impacto directo de 61 millones de euros -según la estimación realizada por el Ayuntamiento de la ciudad- teniendo en cuenta el gasto en hoteles, restaurantes, comercio y transporte. La cifra se eleva a 203 millones, si se incluye la repercusión mediática, generada por las retransmisiones de los partidos que seguirán unos 5.000 millones de espectadores, según las previsiones.
El calendario previsto, establece que los partidos a celebrar en la capital andaluza, serán los correspondientes al Grupo C, en el que está incluida España, junto con Suecia, Polonia y Eslovaquia. El debut, será mañana, con un España – Suecia a las 21,00 horas. Espero que haya suerte….. y ganemos, claro.
Por si a alguien le quedaba alguna duda, el pasado día 18 del presente mes, el Gobierno regional vasco autorizó el regreso del público a las competiciones deportivas y abrir los estadios de fútbol, sin cumplir las exigencias que puso a la UEFA, estando peor los indicadores sanitarios. La decisión se ha tomado siendo la tasa de incidencia, las camas UCI y el nivel de vacunación más graves que las condiciones impuestas para ver a España en el Nuevo San Mamés.
EL REPUDIO VASCO A LA SELECCIÓN DE FÚTBOL ESPAÑOLA.
Me parece, mezquino mezclar la política con el fútbol. Ideologizando, a todo el pueblo vasco, es mezclar «churras con merinas», no dar libertad de culto, habrá ciudadanos que les guste el fútbol, y a otros no, y se lo impiden, lo hubiera podido ver en presencia física en el magnífico y veterano estadio San Mamés. Cuando se ha celebrado al menos, seis partidos de España, a lo largo de su historia entre Bilbao y San Sebastián.
El rechazo del gobierno vasco, a la UEFA, con su intransigencia, se proyectará filmado por la televisión, y la presencia directa al nuevo emplazamiento de La Cartuja, en Sevilla, supondrá un suculento beneficio de más de 6l millones de euros que no están nada mal, ingresos que engorden el PIB. Ahora que la economía está tan deteriodada por el COVID, ya no es escusa para llenar los estadios de fútbol, al menos de un 3O por ciento de su capacidad.
Es una lástima que un estadio histórico y emblemático con el Estadio de Fútbol San Mamés, sea rechazado por el
gobierno vasco, chafando las ilusiones de muchos ciudadanos vascos, futboleros que podrían verlo en directo
en el estadio de futbol San Mamés, no lo ha querido así el gobierno vasco. ¡Qué pena¡
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La afición vasca al fútbol es de todos conocida y hubiesen acudido gustosos a los encuentros de la selección española. Igualmente ocurre con los equipos de fútbol de allí, sobre todo el Atlético de Bilbao que ha tenido muchos seguidores y aún conserva en el resto de España. Los jugadores vascos acuden ilusionados a la llamada del seleccionador nacional para poder jugar encuentros internacionales. Pero entonces aparecen las autoridades e imponen su criterio nacionalista. Lo politizan todo y por eso sus actos hay que verlos siempre en clave independentista. Todavía se quiere insultar a los simpatizantes de los partidos que no son separatistas, llamándoles » españoles», para que quede bien claro quién es quién y lo que pretende cada uno.
Gracias por tu comentario, Juan. Un abrazo.
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Querido amigo Juan Francisco, con el tema del fútbol y los separatismostenemos más de lo mismo, mezclan la política con el deporte, y lo que consiguen es el perjuicio a los aficionados del deporte.
Como todo en la vida tiene dos partes diferenciadas, y al final la razón tiene beneficios para una parte, yo estoy muy feliz de que se juegue en Sevilla, o en cualquier otra ciudad española, donde el separatismo no exista.
No soy aficionado al fútbol, aunque me gusta ver los partidos de la Selección Española, y siento en mis carnes tanto los que ganamos como los que perdemos. En esos partidos el sentimiento español está por encima del resultado del partido que se dispute en el campo que sea.
Con todo el dolor de mi corazón, le agradezco a esos políticos separatistas, que anteponen sus intereses partidistas, al sentimiento de sus habitantes, el lograr que esos partidos se jueguen en otras comunidades españolas, ya que así benefician económicamente a dichas ciudades, sobre todo en los momentos que estamos sufriendo.
Todas estas cosas pasan y seguirán pasando, gracias a la política indecente que tenemos en nuestro país, y que poco a poco, o mejor dicho a pasos agigantados, nos está llevando a una situación en la que todo vale, si eso beneficia a la clase política.
Bueno acabo este pensamiento personal, deseando tanto a la ciudad de mi querida Sevilla, donde hice parte de mi servicio militar, como a todos los aficionados al deporte del fútbol, mis mejores deseos de éxitos tanto económicos como deportivos.
Un abrazo, Fernando.
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Comparto contigo esta reflexión que haces en toda su extensión. También quiero resaltar que se le prive a la buena afición vasca del espectáculo de ver los encuentros internacionales de la selección española de fútbol es un castigo que no se merecen y que no han tenido más remedio que aceptar con mucha resignación porque tampoco nadie ha salido a apoyarles. Allí gobiernan los separatistas y la oposición política es muy débil. Tampoco le han echado una mano desde sus centrales madrileñas que parecen no enterarse de la importancia que este deporte-rey tiene entre la gente. En fin, una pena. Entre la endeblez de unos y el desinterés de otros, aquellas tierras se alejan cada vez del resto de las regiones españolas y luego…. nos quejamos.
Gracias Fernando por tan buenos y atinados comentarios que haces. Un abrazo.
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Cuando de desamor se trata, poco se puede hacer. Mejor dicho: lo mejor es no hacer nada. O, mejor aún, dar las gracias al objeto amado (por no adosarse) y al Cielo (por no haberlo permitido). Todos y todas hemos tenido algún percance, desaire, mohín, etc… Pelillos a la mar. Desventuras humanas. Si, ya en el césped, de desamor va lo de la selección española en el País Vasco (traducción de Euskadi, Euskal Herría, etc.), qué le vamos a hacer: en otros sitios nos querrán más, tal vez demasiado, quién sabe. Es una cuestión de afectos, o social, que puede resolver el Gobierno con el famoso diálogo. Ha ocurrido en ocasiones en que jugadores de algunas regiones sienten especial antipatía en ir a la selección (recuerdo tres, uno por cada territorio “indómito”): no se les convocó, y hasta ahí. Creo, incluso, que no se les hubiera convocado en todo caso, y ahí no se hizo la correspondiente chanza, que caber cabía.
Mi opinión es que en este país los regatos van en ocasiones cuesta arriba. Quiero decir con ello que no es el Gobierno Vasco quien debe decidir si se juega en San Mamés o no: San Mamés es un campo donde se celebran partidos de la LIGA NACIONAL DE FÚTBOL, por lo que puede ser sede de CUALQUIER PARTIDO de la selección. Incluso, de todos, si la Federación lo estima conveniente. Si el Gobierno (el de España, claro) acepta una negativa en este sentido, da a entender su supeditación a la voluntad de un gobierno regional, cosa completamente impresentable. Se celebra allí, por las buenas o por las malas, y si por alguna razón fuera imposible hacerlo, se sanciona con el cierre del estadio por los años debidos.
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Sabes como yo que los Gobiernos vascos nos han chuleado toda la vida y no era plan ahora de enfrentarse con ellos con la falta que les hace al Gobierno central, los cinco diputados del PNV en el Congreso de los Diputados. Estoy convencido de que cinco votos parlamentarios no han dado nunca el juego político que ahora están obteniendo los nacionalistas vascos. Y los beneficios que obtienen por ello a mí me parecen desorbitados. Pero el Presidente del Gobierno sacrifica cuanto sea necesario para poder continuar en el poder. Total, a él, le da igual el precio porque no tiene sentido de Estado sino de permanencia en el poder. España le da igual que se rompa, que se fraccione, o lo que sea. El caso es seguir….
Gracias Víctor por tu comentario. Un saludo.
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