EL SELLO COMUNISTA DE CORREOS COMO ATENTADO A LA CONVIVENCIA DE LOS ESPAÑOLES.

La Asociación de Abogados Cristianos, había acudido a la justicia para impedir por parte de Correos la emisión y distribución de un sello postal conmemorativo del centenario del Partido Comunista de España ( PCE ) fundado el 14 de noviembre de 1921; para evitar las posibles consecuencias políticas de la difusión de este ejemplar. Su petición fue desestimada y se ha dado así vía libre para la propagación de 135.000 sellos, con un valor postal de 0,75 euros cada uno que supondrá un importe de 101.250 euros en caso de venderse todos.

La razón judicial ha sido que Correos solo tiene asignadas las funciones de repartición y venta de sellos postales y que el órgano competente para aprobar este sello fue un acuerdo entre las Subsecretarías de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y la de Hacienda, resolución que no ha sido objeto de impugnación alguna y por tanto es legal.

La Asociación de Abogados Cristianos, consideró en su recurso que el lanzamiento de este sello atentaba contra el deber de neutralidad y objetividad de las Administraciones Públicas recogido en la Constitución Española porque suponía la exaltación de un partido político que cometió numerosos crímenes y persiguió a miles de personas únicamente por razón de su fe, por lo que la emisión este sello sería contraria también a la recientemente aprobada Ley de Memoria Democrática y a la resolución del Parlamento Europeo que condena la exaltación del comunismo.

De nuevo, surge la polémica nacional como consecuencia de querer imponer el relato sobre lo ocurrido en un período histórico a través de la propaganda institucional y las medidas más sesgadas de la Ley de Memoria Democrática. Lógica porque un organismo público no tiene por qué conmemorar el centenario de un partido y por mostrar su símbolo, único superviviente de los totalitarismos condenados en la Resolución del Parlamento Europeo de 18 de septiembre de 2.019; aderezada con los colores de la bandera republicana.

Natural también porque Correos justifica la emisión pasando de puntillas sobre el papel de los militantes, votantes y simpatizantes comunistas, tanto en la Segunda República como en la Guerra Civil, ignorando interesadamente su sangriento pasado de checas ( centros clandestinos republicanos de detenciones, torturas y asesinatos ) y paseos ( asesinatos de ciudadanos contrarios que secuestrados se los llevaban a dar un paseo, su destino eran las cunetas o fosas comunes ) como las purgas internas estalinistas efectuadas durante y después de la Guerra Civil. O la llamada a no luchar contra los nazis mientras duró el pacto entre Hitler y Stalin, como hicieron José Díaz y La Pasionaria.

Este Gobierno socialcomunista que disfrutamos, no ha hecho otra cosa que cumplir lo que escribió Jorge Semprún: Asombra comprobar lo selectiva que es la memoria de los comunistas. Se acuerdan de ciertas cosas y otras las olvidan. La memoria comunista es, en realidad, una desmemoria. No es una memoria histórica, testimonial, es una memoria ideológica. Este hombre terminó abandonando el partido -junto con otros- asfixiados por el deprimente y totalitario ambiente estalinista que allí se respiraba al descubrir que eran demócratas y no revolucionarios. Posteriormente, llegó a ser Ministro de Cultura ( de 1988 a 1991 ) en uno de los gobiernos socialistas de Felipe González, tras convencerlo de que abandonara su exilio parisino.

La del comunismo, en general, es una historia larga con alguna luz y muchas sombras. Por allí han pasado hombres y mujeres de una sola pieza, valientes y soñadores que creían posible un mundo sin dueños. También personajes siniestros y criminales, comisarios de la muerte que sembraron el planeta de millones de cadáveres. Hacer una evaluación de su trayectoria en España es difícil porque atravesó diversas fases. ¿ Con qué PCE nos quedamos ? : ¿ Con el que se sublevó contra la Segunda República en 1.934 ?; ¿ Con el de los fusilamientos de Paracuéllos del Jarama ?; ¿ Con el de la tortura y asesinato del líder trotskista, Andrés NIN, cuyo cadáver oculta este Gobierno tras ser localizado por casualidad ? ; ¿ Con el de la clandestinidad y lucha armada antifranquista ?; ¿ Con el que permitió la Transición Política pacífica y la reconciliación entre los españoles ? o ¿ Con la de tantos alcaldes y concejales que han mejorado sus ciudades y pueblos ?.

La Historia, pese a lo cree este Gobierno resentido y sus adláteres comunistas, golpistas, filoterroristas e independentistas, es un asunto complejo y no es una casualidad que hayan coincidido en la aprobación de esa Ley tan nefasta y totalitaria, llamada de Memoria Democrática y en la difusión por Correos de un sello postal con la hoz y el martillo, emblema comunista diseñado por Yevgueni Kamzolkin, para celebrar el centenario del PCE. Se pretende reforzar así, una España de buenos y malos y no tiene ninguna lógica que se persiga con saña el espectro del general Queipo de Llano por sus supuesto crímenes y se celebren fastos filatélicos por un partido político que tiene tanto que explicar.

Me parece oportuno traer a colación la citada resolución parlamentaria europea que ha pasado de puntillas por todos los medios de comunicación y la clase política. Curioso… ¿ no ?. El propósito de esta medida de alcance lo explicaron muy bien los diputados proponentes ( 535 votos a favor y 64 en contra ): para que no se repitiera una de las mayores vergüenzas de la Historia como fue el Pacto germano-soviético de No Agresión entre el Tercer Reich y la Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas, firmado el 23 de agosto de 1.939, en Moscú y en presencia de Stalin, al que se incorporó un protocolo secreto en el que ambos regímenes se repartían Polonia y otros estados europeos.

La luna de miel entre Hitler y Stalin duró hasta el verano de 1.941, cuando los panzers alemanes invadieron la Unión Soviética y Stalin ordenó que se borrase todo rastro del ignominioso documento, decretando que no había existido nunca. Hasta la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989 y el derrumbe de la fantasía comunista soviética, la propaganda oficial defendía que tal acuerdo era un miserable infundio urdido por los servicios de propaganda occidentales para desacreditar a los regímenes comunistas hasta entonces campeones de la democracia y la libertad.

Ochenta años después, centenares de eurodiputados suscribieron una iniciativa valiente logrando aprobar una Resolución del Parlamento Europeo, condenando las atrocidades del comunismo y del nazismo. Lo hicieron como representantes de países que habían sufrido sus zarpazos y con la intención de establecer un Día del Recuerdo. Esto ha dado lugar a que ambos sistemas hayan sido prohibidos por algunos países europeos, como: Polonia, Letonia y Lituania.

Aunque este tipo de Resoluciones no tengan carácter vinculante -son recomendaciones- no por ello dejan de tener valor documental. Lo que yo destacaría es que encierran un mensaje de altísimo nivel político y moral, además de conformar un compromiso solidario con quienes padecieron las atroces consecuencias de este nefasto Pacto y hoy comparten los principios de la Unión Europea, entre los que destacan el respeto a los derechos humanos y a la libertad. Para que las generaciones venideras no olviden aquella infamia, dijeron los eurodiputados al presentar esta propuesta. Me duele comprobar que en España muchos ya lo han olvidado.

También es interesante recordar a esta extrema izquierda nuestra tan progresista y olvidadiza, la Resolución 1481/2006 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, de 25 de enero de 2006 que consigna la condena del Consejo a los crímenes de los regímenes comunistas totalitarios, equiparando el comunismo y los estados comunistas con el fascismo y el nacionalsocialismo por sus similitudes en los crímenes contra la humanidad, la ideología de odio y la tiranía de sus gobiernos.

Creo que, a estas alturas ya del siglo XXI, se puede hablar del pasado de España en toda su amplia dimensión, sin censuras ni apriorismos; con ganas de rigor, hermandad y futuro; disfrutando del ahora y del país que nos ha tocado vivir, – antes llamado España- como nos enseñaron Semprún y otros tantos desencantados comunistas.

2 comentarios sobre “EL SELLO COMUNISTA DE CORREOS COMO ATENTADO A LA CONVIVENCIA DE LOS ESPAÑOLES.

  1. Magnífico artículo Juan.
    Solo un par de observaciones: Alemania nunca quiso quedarse con una parte de Polonia. Eso es pura propaganda de guerra. La de los vencedores. Esos mismos que, una vez «liberada Polonia», la entregaron gustosamente al más cruel sanguinario comunista de todos los tiempos: «Stalin».
    Más de 50 millones de muertos por la liberación de Polonia, fueron estafados por las democracias occidentales. País que, dicho sea de paso, a nadie le importaba un bledo y al que Churchill llamaba literalmente»la hiena de Europa».
    Esos mismos que denunciaron la invasión de Alemania sobre una parte de Polonia, declarandole la guerra, pero que a su vez permitieron la invasión injustificada de la unión soviética sobre la otra parte. Es más, las democracias se aliaron con el monstruo comunista, en vez de haber mantenido una neutralidad.
    Alemania sabía lo que defendía. ¿pero qué buscaban los comunistas en tan infame invasión?
    Alemania pretendió pacíficamente y sin éxito, durante 6 largos años auxiliar a un territorio alemán amputado tras el tratado de Versalles, con ayuda humanitaria. Solicitó ante la sociedad de naciones, la apertura de un corredor por tierra, mar, o aire, para poder realizar envío de medicinas y alimentos a la población germana.
    Y no solo eso. Los alemanes amputados de su Estado y nación, fueron agredidos y diezmados por las fuerzas invasoras de ocupación, de manera no muy diferente a la que ha venido sucediendo con los ucranianos del Donbass. !Paradojas de la vida!
    Por último, me hubiese gustado que la comisión europea a la que tanto referencias, no solo se limitara a condenar los crímenes de los nazis y los comunistas, sino de los demócratas. Es decir, a condenar una larga lista de crímenes ejecutados por «los buenos», o por ellos mismos, que desde la segunda guerra mundial y hasta el presente, han venido silenciando en todas sus intervenciones militares.
    Claro que, si desde los juicios de Nuremberg, los aliados o los buenos vienen siendo juez y parte en todos los conflictos bélicos, ¿quien los juzga a ellos?
    !Ojalá las democracias occidentales fueran verdaderas democracias!
    Un saludo

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