Compartirán conmigo que engañar al seguro -o al menos intentarlo- es casi un deporte nacional. Estoy hablando de España, el país que inventó la picaresca, con tal éxito, que la exportó a esos mundos de Dios. Al fin y al cabo surgió en los años de la transición entre el Barroco y el Renacimiento, durante el llamado Siglo de Oro de las letras españolas, en plena España Imperial.
Siguiendo a la información que proporciona el ICEA ( Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras ) que es una asociación española, sin ánimo de lucro, de compañías aseguradoras y con sede en Madrid; esto pasaba antes, en la década de los años 80 del pasado siglo, -y digo yo que en la actualidad también, aunque no lo reconozcan- a empresas que prometían indemnizar por un siniestro porque tenían unos códigos operativos muy diferentes a los implantados ahora, en el siglo XXI.
Aunque esta organización no facilita estadísticas por razones obvias y que entre otros motivos es porque serviría para animar a ese depredador que casi todos llevamos dentro; sí en cambio, proporciona historias personales a las que se han tenido que enfrentar. Detallaré algunas :
Un cirujano plástico, a 15 años de jubilarse, en trámites de divorcio, con clínica privada abierta e incompatible con su cargo en la sanidad pública ; concertó numerosas pólizas de accidentes e indemnización por incapacidad temporal, de vida y por cese de actividad. Es decir, por todo lo que le pudiera pasar y por eso contrató sumas millonarias.
A los pocos meses, se amputó un dedo de la mano derecha y declaró en el hospital que se lo había pillado en una puerta del quirófano. Logró jubilarse anticipadamente y las indemnizaciones fueron millonarias, claro. Ante las dudas de la compañía aseguradora, se contrató a un detective privado, que lo sorprendió trabajando en una clínica de un colega y pudo demostrar que su lesión no fue producto de un accidente sino que se trataba de una autoamputación.
Una de las aseguradoras no llegó a pagarle nada por el lucro cesante ( pérdida de sus ganancias ) que reclamaba por su depresión tras el falso accidente laboral y además se había olvidado de declarar fiscalmente sus operaciones privadas.
Otra historia: la centran en unos empresarios que movieron millones de euros en mercancías y aprovechando una época de bajos precios, alquilaron una nave en un polígono industrial. Semanas después, un incendio había acabado con todo y el seguro contratado cubría el material almacenado. El fiasco se descubrió por los errores que cometió un empleado de confianza de la empresa, horas antes de iniciarse el fuego.
Entre los accidentados de tráfico, existe una gran picaresca para exagerar lesiones o dolores y dramatizar las consultas que hacen que médicos y detectives se especialicen en patologías difíciles de refutar.
Igual ocurre con los Partes Amistosos en los accidentes de circulación que, en muchas ocasiones, no son fieles a la realidad de los hechos. En este aspecto, se encuentran con bastantes expertos y hasta profesionales en lograr reparaciones gratis, pintura nueva y cobrar lo que sea menester bajo el guion del engaño. Aquí son muy frecuentes las reclamaciones desproporcionadas y suponen casi la mitad de los fraudes que atienden.
Los tramitadores de las aseguradoras, con la ayuda de peritos y detectives, también se ocupan de los siniestros simulados ( los que no han ocurrido ) y los de ocultación de lesiones o daños preexistentes.
En el tema de fraude al seguro también hay que tener en cuenta que, tenemos que buscar un equilibrio entre la posible picaresca que pueda tener el asegurado con las técnicas que siguen las aseguradoras para no pagar en caso de siniestro, lo que prometen bajo contrato.
El catálogo de obstáculos para obtener una rápida y justa indemnización, es infinito para quien tiene derecho a ello. Si bien en pequeñas sumas no suele registrarse problema alguno, cuando se trata de miles de euros, las aseguradoras empiezan a discutirlo todo desde el primer momento.
Aunque no se puede afirmar de que haya interés y falta de información para combatir el mismo fraude, falta muy poco. Por estas circunstancias conviene que las pólizas sean concertadas por el cliente a través de alguna correduría de seguros autorizada y que haga de intermediaria.
De otro lado, no se debe de descartar que, el fraude es un fenómeno que llegó para quedarse y sigue existiendo pese a que lo oculten. Los más desvergonzados juegan con que las aseguradoras, raramente, denuncian penalmente las estafas que sufren ya que la gestión del siniestro está sujeta a plazos ( 40 dias ), para aprobar o rechazar pagos, de acuerdo con la normativa vigente,
Al final si te paras a pensar, todos nos hemos visto en situaciones de picaresca con una aseguradora. Los consumidores tratan de sacar lo máximo posible a las indemnizaciones y las aseguradoras tratan de no pagar…la cuestión es que por los que tratan de abusar, cuando ocurre algo de verdad pagamos «justos por pecadores…»
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Creo que todo iría bien si cada uno cumpliera la parte que le toca en la póliza del seguro pero parece que la utilización de la picaresca va en nuestros genes y es muy difícil de erradicar. EL tiempo irá colocando a cada parte en su lugar y todos saldremos ganando.
Gracias Leyre por tu comentario. Un beso.
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Querido amigo, acabo de leer tu articulo bien documentado como todos los que escribes, y que en éste caso es la picaresca sobre los fraudes a las compañías de seguros, tan generalizado en nuestro país.
Lamentablemente éstas actuaciones fraudulentas, forman parte de nuestra educación mal entendida, y que por desgracia es muy difícil de cambiar a corto plazo, ya que se piensa que las compañías de seguros tratan de evitar en lo posible las indemnizaciones correspondientes, sean reales o ficticias en parte.
Por tanto muchos piensan que la suma se engorde todo lo posible, ya que después vendrá el tío de la rebaja y así se nivela la cuestión, en la negociación correspondiente.
Hay que reconocer que si te roban o se queman los enseres que tengas asegurados, el valor lo ponen ellos, pero tu no puedes renovar los mismos con lo que te abonen.
Por ejemplo, se quema tu coche o lo declaran siniestro total por un accidente, y el valor del mismo es ridículo en lo general, ellos cumplen con la letra pequeña de la póliza, pero tú te quedas sin poder comprar otro automóvil, de las mismas características.
Lo correcto para evitar los excesos fraudulentos, sería que te dieran otro vehículo de las mismas características, y en el caso de grandes pérdidas en empresas e instalaciones industriales, proceder de inmediato a la reconstrucción de la empresa, evitando alargar intencionadamente el pago necesario, para evitar la pérdida total de la empresa y sus trabajadores, como ocurre en muchos casos.
Se juntan en muchos casos relacionados con las compañías de seguros, la picaresca y la usura, por tanto en mi modesta opinión esto tiene mal arreglo. No tenemos la conciencia de lo correcto, y además lo vemos con toda la normalidad del mundo. ¿ LAMENTABLE PERO ACEPTADO EN NUESTRA SOCIEDAD!
Un abrazo.
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Creo que tu opinión está llena de sabiduría porque has transmitido la realidad tal cual es. Y solo se combate con educación y respeto por ambas partes. Casi todos hemos tenido experiencias diversas con las compañías de seguros y ha habido de todo.
Gracias por tu comentario, Fernando. Un abrazo.
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