No hay duda que el mundo avanza. La sociedad evoluciona y no se ha cumplido la esperanza de que niveles de vida superiores y servicios sociales mejores redujeran automáticamente el número de delitos. A medida de que la humanidad se enfrenta con nuevas formas y dimensiones de la criminalidad, se va comprendiendo que los sistemas tradicionales de prevención del delito elaborados durante los siglos XIX y XX, han dejado de ser adecuados para resolver el problema.
Pese a ello, no hay que dejar de pensar, investigar, informar y proponer nuevas concepciones y nuevos planteamientos acerca del crimen, del delincuente, de los controles sociales y de la respuesta más justa a quienes infringen las leyes, tratando de hallar soluciones a los principales problemas de la prevención del crimen y del tratamiento del delincuente. Ello nos lleva a la revisión de la misión tradicional de la Policía.
Soy de la opinión de que hay que reconocer que las funciones de los organismos de aplicación de la ley, han llegado a una etapa crítica de desarrollo en un mundo que cambia rápidamente. Que pese al gran número de diferencias existentes entre los cuerpos policiales de diversos países, parece que dos problemas concretos fueran comunes a todos. El primero, es la identidad universal respecto de lo que la población espera que haga la Policía : el deseo de orden público, por una parte, y las consideraciones de derechos humanos, por otra; rivalizando así por conseguir un equilibrio en las exigencias iguales, tanto de eficacia como de moderación. La tendencia actual refleja el deseo de que se sirva a todos los sectores de la sociedad, demostrando una mayor sensibilidad a las necesidades y problemas de todos los ciudadanos. Este deseo es compartido tanto por la institución policial como por el público.
El segundo problema es el interés que han demostrado los propios organismos policiales en sus esfuerzos por lograr el reconocimiento profesional mediante un mayor rendimiento y superación en orden a colocarse a la par de las complejidades que entraña la aplicación de la ley en la época actual.
Sobre las relaciones entre la Policía y la sociedad, creo que somos muchos los profesionales los que reconocemos como principio importante que la prevención del delito exige la cooperación activa de la mayoría de la población con la Policía, considerando a esta como una parte de la comunidad y no como una entidad separada y privilegiada. Todo el mundo acepta que una organización policial no puede desempeñar sus funciones con éxito sin el apoyo de la población, a la que presta sus servicios. En algunos países, el papel de la Policía no ha sido definido claramente y además existe el problema de que la sociedad no comprende plenamente la finalidad y las funciones de la misma, lo que supone un efecto negativo en las relaciones de la Policía con la comunidad. Por eso, su papel debe de dirigirse a funciones más auténticamente sociales.
A fin de crear una relación estrecha entre la Policía y la sociedad, los funcionarios policiales deberían de interesarse más, tanto oficial como extraoficialmente, en toda la gama de actividades comunitarias. La población tendría entonces la ocasión de apreciar al Policía como un ser humano interesado en el bienestar de los ciudadanos y no como un representante represivo y autoritario del sistema de justicia penal.
En esencia, yo establecería tres niveles en que puedan promoverse las relaciones Policía-Comunidad. El primero y más obvio es el del desempeño por la Policía de sus deberes cotidianos de ejecución de las leyes; investigación de los delitos ; prevención de los crímenes y mantenimiento del orden público. A este respecto, juegan un papel fundamental la actitud personal del funcionario, sus maneras, comportamiento y apariencia.
El segundo nivel abarcaría programas específicos encaminados a familiarizar al público con el papel de la Policía. Por ejemplo : los Policías pueden dar charlas y conferencias extraordinarias a la juventud y grupos cívicos y participar también en tales actividades y programas. Este nivel está organizado en la Policía Española desde hace más de treinta años, a través del Servicio de Participación Ciudadana con bastante éxito y desigual atención.
El tercer nivel y para mí el más importante, es el de la participación del Policía como ciudadano en actividades colectivas, en interacción con otros ciudadanos y en todos los niveles sociales. Esto tiene el efecto de demostrar de la mejor manera posible que los Policías son auténticos ciudadanos particulares y que como miembros de la comunidad, tienen las mismas obligaciones cívicas que los demás ciudadanos. En todos los niveles mencionados es de gran importancia la difusión que se haga de los mismos, a través de los medios de comunicación.
Gracias por tu publicación Juan. Creo que, es importante que los policías conozcais, otras perspectivas que algunos ciudadanos vamos teniendo últimamente, de la policía.
Expondré una breve comparativa tras haber vivido en diversos países europeos:
Si bien es cierto que la policía española ha sido mucho más humana y sensata que otras, a la hora de aplicar las normas, su comportamiento con respecto al Covid 19, deja mucho que desear.
Más de un millón de multas y centenares de de detenciones -especialmente por parte de la policía local-, contra ciudadanos que se negaron a llevar la mascarilla en absurdos lugares bajo absurdas normas, es todo un ejemplo. La policía ciudadana es cada vez más, la policía política del pensamiento único. No solamente por haberla convertido en un instrumento de censura en los medios de redes sociales -como ya trataste en un artículo anterior-, sino por tener como -presa fácil- al ciudadano medio español, a la hora de multar, garantizando la recaudación de la misma. Es decir, a algunos ciudadanos no nos cabe en la cabeza la injusticia que se deriva de la aplicación de numerosas normas políticas, exentas de criterios científicos -Acuérdense del famoso comité de expertos-, que demuestra una especie de golpe de Estado marxista en España, encubierto bajo un asunto de salud pública. Resulta curioso que dentro de la península ibérica, exista coronavirus solo en España, que no en Portugal y Gibraltar -por no hablar del resto de Europa-. La ciudadanía estamos sometidos al terrorismo mediático las 24 horas del día, sufriendo todo tipo de atropellos y vejaciones de derechos y recorte de libertades, sin conocer qué ocurre en el resto del mundo libre. Una campaña de tal magnitud, ha conseguido que el ciudadano medio se convierta en un policía, capaz de montar la marimorena, a cualquier otro ciudadano, que por ejemplo, no lleve la mascarilla -y hablo por propia experiencia-. Este método fue empleado por la Unión Soviética durante décadas.
Ni siquiera la OMS aconseja las medidas adoptadas por el ejecutivo marxista anti español, que no solo ha convertido a España el país más arruinado del mundo, sino policial. Lo que los medios no nos cuentan -todos ellos comprados por el gobierno a excepción de «el toro» y alguno más-, o bien hay que descubrirlo en medios alternativos como telegram, o bien hay que salir de España -sin ni siquiera salir de la península-
Ahí fuera, nadie lleva obligatoriamente el símbolo del bozal por la calle; tampoco nadie habla y escucha Covid, nadie te vigila, denuncia, o detiene… y entonces uno se da cuenta por primera vez, que vivimos en un estado policial.
Esto querido amigo Juan, es lo que algunos ciudadanos venimos percibiendo y sufriendo en los últimos meses. No somos muchos; pues somos 4 gatos los que nos intentamos informar -y en varios idiomas fuera de España- para al menos tener un contraste, y observar otras realidades.
Igual que se acaba de constituir «policías por la libertad» en España, me encantaría que todas las fuerzas y cuerpos de seguridad se unieran a dicha asociación -o creasen otra- para darnos un atisbo de esperanza, a todos aquellos ciudadanos que ya no creemos en los políticos, para que nuestros derechos y libertades se sientan protegidos. Si así no fuere, significa que todos absolutamente todos, estamos totalmente acabados, y no queremos darnos cuenta.
Las nuevas funciones policiales hoy más que nunca debieran ser: salvaguardar nuestros derechos y libertades, que no las de ningún gobierno. Un fuerte abrazo y disculpa una vez más, por desahogarme a través de tu medio.
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Encantado de recibirte, como siempre. Numerosas disposiciones establecidas por este Gobierno socialcomunista desde el inicio del Estado de Alarma -que yo he denunciado en este blog, semana tras semana- y que tenían aspectos controvertidos en su aplicación por la Policía, me consta que han sido recibidas de mala gana -por sus dudas jurídicas- y denunciadas por varios agentes sociales ante los Tribunales de Justicia. Pero mientras esta no se pronuncie son instrucciones legales que los diversos Cuerpos Policiales no tienen más remedio que aplicar. Precisamente esa resistencia interna se mostró públicamente -para escarnio gubernamental- cuando las comparecencias públicas diarias televisadas en todos los canales, de los cuerpos uniformados. De manera discreta, pero firme y eficaz. El General de la Guardia Civil mencionando -como el que no quiere la cosa y como si fuera un error de interpretación- el Plan contra los Bulos en las Redes Sociales que había instaurado el Ministerio de Interior y que alarmó a todos y no nos lo creíamos ( hay alguna sentencia del Tribunal Constitucional que impide seguimientos policiales de la libertad de expresión porque los bulos no son delito y por tanto, la Policía no tiene nada que hacer ahí ). Y también el Director Adjunto Operativo del Cuerpo Nacional de la Policía cuando le preguntaron dos veces -pensaban que la primera fue un error- que había dispuesto la compra de material sanitario el 27 de enero -mes y medio antes que las ya famosas manifestaciones feministas del 8 marzo- para entregar a la patrullas y sobre todo, controles fronterizos con mascarillas y guantes de los Policías allí destinados. Todos recordamos que el autor de ese Informe fue cesado por alarmista, a petición del Ministerio de Sanidad que -bajo ningún concepto- estaba dispuesto a reconocer en tan tempranas fechas la existencia del virus, con el resultado de todos conocido. Dado que los hombres de uniforme no están preparados para mentir -ni tampoco lo aceptan- si al menos consiguieron acabar con ese teatrillo que se habían montados desde el Palacio de la Moncloa. El Gobierno quería aprovechar la potencia visual que dan los uniformes en materia de credibilidad para hacerlos cómplices de su estrategia informativa basada en el engaño, la mentira y la desinformación. Por eso se quedó solo en sus ruedas de prensa ese señor que nos ha engañado varias veces y continúa como si tal cosa.
Gracias por tu comentario, JuanGa. Un abrazo.
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Tema difícil. ¿Qué espera la Sociedad de la Policía? Respuesta y amparo ante las infracciones penales y administrativas (ante un robo o una infracción de tráfico, p.e.). Vigilancia (prevención) para disuadir a los infractores, o simplemente a quienes suponen un riesgo, una amenaza: la Policía actúa en sustitución del ciudadano para restablecer el orden. Si alguien me agrede, pienso en dos posibilidades: la primera, responder por mí mismo a la agresión, con los problemas que ello acarrea; la segunda, llamar al 091 para que la Policía recomponga la situación, me defienda, obligue al (llamémosle así) delincuente a que cese en su comportamiento, y en definitiva provea a su castigo. Es, y perdón por la extrema simpleza, lo que básicamente espera el ciudadano de la Policía. Si el ciudadano no encuentra –por el motivo que sea– una solución (INMEDIATA Y SUFICIENTE), puede verse abocado a dos situaciones: la primera, a rechazar el sistema legal, pues piensa que se desentiende de él; segunda, a buscar la solución por sí mismo. Esto, lo segundo, es lo que vemos (CON RAZÓN) ante el tema de las “okupaciones”, donde el Poder llega a la osadía de negar incluso la existencia del problema.
Es, a mi juicio, en la respuesta REAL a la infracción penal y administrativa donde radica el fondo del asunto. El ciudadano no entiende (NO ES POSIBLE) que un infractor llegue al Juzgado y salga de inmediato, reanudando sus actividades ilegales, o que sea indiferente que restituya o no los daños o perjuicios causados, alegando insolvencia. Porque eso afecta directamente a la víctima. La PREVENCIÓN es importante, qué duda cabe, pero llenar la calle Toro de Salamanca de Policías de uniforme y de paisano para ¡¡¡PREVENIR!!! los hurtos en sus comercios, puede ser parte de una comedia cuando, ocurrido y esclarecido el hurto, el delincuente vuelve al poco rato a “trabajar” enfadado, luego de pasar por el Juzgado. Y esto produce melancolía en el alma, ardor bajo el esófago, y deserción de la moral.
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Has ampliado al terreno judicial una misión que solo he expuesto en el ámbito policial. El binomio seguridad-justicia es básico en las actuaciones policiales, de eso no hay ninguna duda. Pero a lo que yo me refiero en el articulo es a la evolución necesaria de la Policía para atender las demandas ciudadanas, cada vez con más caràcter social y aunque escapen de sus estricta competencia. Tan importante como el mencionado binomio anterior, sería el de Policía – Sociedad, enfocado más hacia lo que la población quiere y espera de su Policía. Si recordamos el ya desaparecido Parte de Sala del 091, recordarás cómo las llamadas informativas ( desde si va a llover hasta la farmacia de guardia,) superaban -ampliamente- a las llamadas operativas ( necesidades de la presencia de una patrulla policial para resolver una situación delictiva o humanitaria ). Ese era el verdadero deseo ciudadano para las funciones policiales.
Como siempre, Víctor, gracias por tu comentario. Un abrazo.
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Querido amigo Juan Francisco, acabo de leer tu artículo y me resulta incómodo y doloroso tener que dar mi opinión, pero dejando aparcado mi pensamiento, sin plasmarlo en éste escrito, daré mi opinión sesgada sobre el asunto que tratas.
Siempre he tenido a la policía como mi protectora y de toda mi familia, pero últimamente veo con sumo desagrado , el papel a que la están relegando las autoridades que nos gobiernan lamentablemente.
Tenemos a mi corto entender, unos policías impecablemente preparados para resolver cualquier delito, así como para defendernos a los ciudadanos decentes y honrados, pero no los dejan actuar como debieran.
Veo con dolor de mi corazón, las vejaciones que tienen que aguantar, de una chusma que no merece ningún miramiento, debido a sus actuaciones, y me imagino que muchas veces tendrán que tragarse sapos y culebras, para no dar el merecido trato que se merecen esos delincuentes.
Tiene que ser muy duro ver como te insultan y agreden, sin poder actuar contundentemente, y también será doloroso ver como salen del Juzgado los delincuentes antes que los policías. A veces pienso que si yo fuese policía, en algunas ocasiones tendría que mirar hacia otro lado, incumpliendo mi trabajo.
Esperemos que cambie la política mientras esto tenga arreglo, y que nuestros policías puedan tener el reconocimiento que se merecen, por parte de todos los ciudadanos de bien.
Me hubiese gustado decir otras cosas más agradables, pero no puedo ya que creo que a éste paso, se convertirá en brazo político, y entonces apaga y vámonos al caos y la miseria.
Un abrazo
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Desde luego que es descorazonador la caterva de gobernantes que nos ha tocado sufrir pero la Policía no tiene más remedio que obedecer siempre que las órdenes sean legales aunque no te gusten. Te puedo asegurar el papelón que están sufriendo los encargados de custodiar el chalet de Galapagar, sabiendo que sus inquilinos te odian.
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( se ha cortado … ) pero no queda más remedio que cumplir las instrucciones porque para eso se les forma. O también las imágenes televisivas de Barcelona cuando las hordas separatistas pretendían tomar el edificio de la Jefatura Superior de Policía. Decenas de Policías resultaron heridos y algunos de bastante consideración. Pero así es el trabajo policial, morderte los labios con bastante frecuencia. Te imaginas los escoltas de los Marquesitos de Galapagar lo que tienen que tragar a diario. Más allá de casos como estos, ningún Cuerpo Policial se deja avasallar aunque lo intenten, como fue la tormenta que sufrió la Guardia Civil en Madrid con el cese del coronel Pérez de los Cobos o las detenciones en Barcelona de terroristas independentistas….. sin avisar a Pedro Sánchez y estropeándole sus planes de acuerdos con los golpistas catalanes. En fin, esta es la época que les ha tocado vivir y tratan de sobrellevarla lo mejor posible.
Como siempre, gracias por tu comentario, Fernando. Un abrazo.
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Yo creo que la policía está bien preparada, otgra cosa son los medios que disponen recortados por los políticos, desde hace muchos años, no es nuevo de ahora, al igual con el cuerpo sanitario, evidenciados ambos cuerpos por el COVID 19, han quedado desbordados..
Faltan recursos humanos y materiales, faltan convocar más plazas de policía nacionales, como municipales, y no practicar políticas de recortes presupuestarios, que redunda en la calidad de servicio a los ciudadanos, que pagamos con nuestros impuestos, para no tener servicios presuntamente «tercemundistas», o que dejan mucho que desar, en algunas ocasiones, se evidencian.
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Desde la crisis económica de 2.007 y los consiguientes recortes que la motivaron, las plantillas policiales no han llegado a cubrirse por una razón u otra. Es inconcebible que con las necesidades de empleo que hay y la escasez de Policías, las administraciones públicas no hayan acelerado los procesos de selección. Y si no han atendido las vacantes, imagínate los medios necesarios para el desempeño de su trabajo. El trabajo policial tiene cada día mas funciones sociales y requiere más personal pero no parece que nuestros gobernantes estén preocupados por ello. Ellos están a lo suyo….
Gracias por tu comentario, Juan. Un abrazo.
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