Hasta que el pasado 21 de agosto, la Fiscal General del Estado María José Segarra, declaró públicamente, que no veía delito alguno en poner o quitar lazos amarillos en Cataluña, no se destensó el ambiente de crispación que había instaurado el Gobierno Autonómico Catalán, ejecutado por su Policía Regional, para proteger toda la simbología separatista llevada a cabo en los espacios públicos, principalmente a base de colocar banderas estrelladas y lazos amarillos.
La reacción a toda esa campaña proindependentista, de grupos espontáneos de catalanes contrarios al separatismo, bajo la denominación de Brigadas de Limpieza, fue la de dedicarse a quitar la suciedad de todos esos símbolos de las calles de las poblaciones catalanas.
Pese a la amenaza constante de la Policía Autonómica y el apoyo de algunas Policías Locales cuyos Ayuntamientos se habían posicionado -claramente- con los golpistas, no la han logrado parar, ni siquiera acobardar, -aún con denuncias de imposición de sanciones económicas que podían llegar hasta los 30.000 euros-, a todos aquéllos a los que pudieran sorprender e identificar.
Estas Brigadas, salen por las noches, en grupos de a 12 o más, sin distinción de sexos, de varias ideologías, yendo sus componentes debidamente pertrechados ( alicates, espátulas, pértigas con garfio y escaleras ) y vestidos con monos blancos de pintor, para limpiar todos los municipios que pudieran. Van en silencio a hacer su trabajo, de manera pacífica y sin responder a las continuas provocaciones y coacciones de los vecinos separatistas, ni al acoso policial.
Los episodios de tensión que se dieron el pasado verano en Cataluña, con motivo de la colocación y retirada de cruces amarillas en diversas playas o el atropello de cruces de igual color en la Plaza Mayor, de Vic ( Barcelona ), que hacían presagiar una estación calurosa conflictiva, al final no se pudo dar al conocerse el parecer de la Fiscalía General del Estado ante estos actos, logrando frenar así los enfrentamientos que se estaban dando entre los grupos contrarios y favorables a la independencia territorial y sobre todo la actuación de la Policía Catalana, a la que se acusó de arbitraria y exagerada.
Entre esa Brigadas, han destacado dos, la de Resistencia de la Alta Tabarnia, muy activa en la provincia de Tarragona ; y la otra, concentrada en la ciudad de Barcelona y su área metropolitana, formada por 36 municipios ( Hospitalet de Llobregat, Badalona, Santa Coloma de Gramanet, Cornellá de Llobregat… ) que albergan más de tres millones de personas, llamada Segadores del Maresme.

Aunque la campaña de difamación sobre estos ciudadanos les tildaba de ladronzuelos violentos, las Brigadas de Limpieza, nunca han pensado en detenerse ante lo que consideran una apropiación abusiva del espacio público catalán que tuvo más tarde el respaldo judicial, al resolver el Tribunal de Justicia de Cataluña ( TSJ ) en diversas Sentencias de julio y agosto pasado que, la instalación de banderas independentistas en las Plazas de los municipios, suponía la privatización del espacio público, que es de uso común, mediante la ocupación permanente por un elemento que representa una opción partidista, con vulneración de los principios de objetividad y neutralidad. ( Condena al Ayuntamiento de San Cugat del Vallés y pago de 2.000 euros en costas , el 24 de julio de 2.018 ).
El director de la Oficina de Derechos Civiles y Políticos, dependiente de la Vicepresidencia de la Comunidad Autonómica Catalana, Adam Majó, declaró públicamente el pasado mes de enero que : las Brigadas de Limpieza eran grupos organizados de la extrema derecha para atentar contra la libertad ideológica y de expresión de los ciudadanos, retirando el material independentista.
Majó remarcó que : en los dos últimos años ( referidos a 2.017 y 2.018 ) habían cometido 328 agresiones, intimidando a la población. Los acusaba, además : de retirar carteles reivindicativos, ataques a monumentos y placas de apoyo separatista, sedes de entidades y casas particulares.
La realidad cotidiana mostraba todo lo contrario. Los integrantes de las Brigadas habían sufrido agresiones, lanzamientos de objetos, insultos y amenazas, daños en sus vehículos… Les habían hecho vídeos y fotografías para subirlos a las redes sociales y así quedar marcados.…
Para mostrar su rechazo a la violencia y su apoyo a las personas que quieren expresarse libremente en Cataluña, pese a la oposición de los sectores separatistas, han creado una entidad, llamada El Tamborilero del Bruc, que aglutina a una veintena de Brigadas, de las treinta existentes, para disponer de apoyo jurídico y económico para seguir en la tarea de velar por la neutralidad del espacio público.
El pasado lunes, día 11 de los corrientes, la Junta Electoral Central, -a petición del partido político Ciudadanos-, hizo público un comunicado por el que se requería al Gobierno Autonómico Catalán para que, en el plazo máximo de 48 horas ( dos días ) retirara los lazos amarillos y las banderas estrelladas de todos los edificios públicos de ellos dependientes, a fin de cumplir con el deber de neutralidad de los poderes públicos, ante las próximas Elecciones Generales previstas para el 28 de abril; al tratarse de símbolos partidistas, utilizados por formaciones electorales, concurrentes a las Elecciones.
De no hacerlo, se expondría a una multa comprendida entre los 300 y los 3.000 euros e incluso a una denuncia por desobediencia ante la Fiscalía.
Dentro del plazo previsto, el miércoles día 13 de los corrientes, el Gobierno Catalán respondía que se negaba al cumplimiento de lo ordenado puesto que, en lo referente a la bandera estrellada, se trataba del símbolo de un anhelo de libertad y una reivindicación democrática, legítima, legal y no violenta ; criticando que, de tener que retirarla, sería una censura a la libertad de expresión por parte del Estado español.
Mañana lunes, la Junta Electoral Central se pronunciará ante esta negativa y adoptará las medidas necesarias para el cumplimiento de su Resolución.