El pasado día 2 de junio, fue el Día Internacional de las Trabajadoras del Sexo y se celebró en numerosas ciudades españolas con un programa completo de actos sociales donde exponían los problemas que les preocupaban.
Una de las actividades de ese día fue la publicación de un manifiesto en el que se reclamaban la regulación de sus derechos sociales y laborales, al considerarse totalmente desamparadas en una actividad alegal. Afirmaban que al no estar tipificada la prostitución como delito en nuestro Código Penal, entraba en contradicción con que bastantes Ayuntamientos tuviesen normas municipales que castigaran con multa a las trabajadoras del sexo. Abogando por diferenciar la explotación sexual de la trata de seres humanos, de la prostitución ejercida libremente y que no debería estar sancionada.
También se quejaban de que se les aplicara la Ley de Seguridad Ciudadana, al recibir multas por desobediencia a las indicaciones de la Policía, al pedirles que se desplazaran de sitio y ellas no se movían del lugar porque decían que estaban trabajando.
Además de lo descrito, hubo también ruedas de prensa y entrevistas a las organizaciones que apoyan esta actividad, donde seguían relatando sus problemas : jornadas eternas, abusos laborales y las pocas garantías con las que cuentan en la profesión. Por eso pedían que la prostitución se reconociera como actividad laboral en la creencia que si pudieran ser autónomas o trabajadoras por cuenta ajena, mejorarían sus condiciones.
Añadían que sin querer estigmatizar a ningún colectivo, la prostitución en general tiene carácter femenino, de nacionalidad rumana y colombiana ; siendo las españolas el tercer grupo más numeroso, de las 54 nacionalidades que se detectaron el pasado año de 2017.
La respuesta de numerosos Ayuntamientos a la campaña anterior, ha sido defender el compromiso para la erradicación de la prostitución, a través de los correspondientes Planes Integrales aprobados en los últimos años; que centran sus esfuerzos en perseguir a los clientes y a los centros de trabajo, que se enriquecen de forma irregular a costa de esta lacra social. Rechazando así cualquier planteamiento de regulación como el solicitado.
Estas posiciones antagónicas, han visto iniciarse un camino hacia la desaparición de la prostitución -tal y como ahora la entendemos- con el nacimiento del sexo con robots, al que las previsiones comerciales actuales le auguran un éxito total. Las muñecas hinchables ya forman parte del pasado, ahora y por un poco más se puede conseguir que el sexo sea más realista. Ya se encuentra en el mercado una muñeca animada con inteligencia artificial para este fin. Se trata del primer robot sexual y los clientes pueden personalizar sus pedidos, eligiendo el tipo de cuerpo, tono de piel, color del pelo y de los ojos, etc.
También se está trabajando – dado el éxito inicial – en una segunda fase para que los robots tengan la capacidad de hablar con sus propietarios de manera romántica. Se trata de conseguir una experiencia nueva, increíble y que nadie ha tenido antes, buscando una relación que va más allá de la física.
Sin embargo, esta posibilidad está creando un debate moral en todo el mundo, que es ya objeto de controversia y no sólo en los países más conservadores. Es probable que en la próxima década se pueda tener un robot como pareja, que algunos preferirán a la humana por sus evidentes ventajas : será paciente, amable. confiado, cariñoso, respetuoso y lo más importante, sin quejas.