Era inevitable. Solo cuestión de tiempo. Las excusas también tienen sus límites y el antiamericanismo norteamericano en el discurso oficial venezolano, no iba a ser menos. Me llama la atención que no hayan podido estirarlo más tiempo, apenas dos décadas. Lo que confirma que el chavismo no deja de ser un alumno más -ni siquiera aventajado- de ese maestro en totalitarismo como es el castrismo, que lo dobla en tiempo de existencia y no lleva camino de acabarse, gracias a la represión que lo sustenta, que es mayor cada día y más violenta, en beneficio del pueblo cubano, claro, aunque ellos no lo sepan, ni lo acepten. La dictadura comunista cubana, sí utiliza, todavía lo del imperialismo norteamericano con el apoyo entusiasta de los partidos comunistas marxistas-leninistas repartidos por el mundo, incluido el español que, no lo olvidemos aporta dos ministros al Gobierno de Pedro Sánchez.
Ahora, a falta de mejor idea, toca meterse con España, excusa siempre disponible, siguiendo la estela adelantada por el Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ( conocido popularmente como AMLO ), al crear de manera rápida -para que no se pierda la habitual distracción- una Comisión para esclarecer los crímenes de la conquista española, apenas 500 años después, es decir, delitos fresquitos para poder practicar la correspondiente inspección ocular y no se altere el escenario del crimen. El revisionismo histórico y culpar a España de todos los problemas de Hispanoamérica, se está convirtiendo en una herramienta común para estos dictadorzuelos populistas del siglo XXI.
Así lo anunció, el Presidente del Pueblo, ( como le gusta llamarse ), en una de sus constantes apariciones televisivas, ocurridas el pasado mes de enero, en la que añadió que el objetivo final de este propósito era exigir una indemnización al Estado español. Y por fin, apareció… ¡ Cómo no se iba a tratar de dinero, acaso les importa algo más !. Dicen que sus reivindicaciones económicas son perfectamente cuantificables. Ni una sola palabra de recuerdo para los centenares de miles de venezolanos que se han refugiado en la Madre Patria, huyendo del paraíso chavista y que forman parte de los más de seis millones que han tenido que abandonar el país, constituyendo una diáspora que supera incluso a los producidos por la guerra de Siria.

La Comisión, la integran una veintena de historiadores, con experiencia en la lucha colonial e histórica y con la independencia científica adecuada a su labor, acreditada por su afinidad al régimen chavista. Al frente de este organismo, cuyo nombre oficial es Comisión para la Verdad Histórica, Justicia y Reparación sobre el Dominio Colonial y sus Consecuencias, figura el Ministro de Cultura, Ernesto Villegas, que destacó por dirigir la propaganda revolucionaria durante la enfermedad y muerte de de Hugo Chávez. También su compañera de Gabinete, la Ministro de Pueblos Originarios, Rosinés González. Entre los historiadores, destaca el mayor general Alexis Rodriguez Cabello, antiguo Comandante Jefe de las Fuerzas Armadas Bolivarianas y primo de Diosdado Cabello, número 2 de la revolución y del organigrama chavista. El resto son, diputados, profesores, una antropóloga y hasta un poeta para que le dé, a la previsibles conclusiones, un punto épico.
Una de las incógnitas que se han presentado es, si Pedro Calzadilla, historiador de cabecera de la revolución bolivariana, formará parte de la Comisión. Actualmente, es el director -ellos dicen rector- del Consejo Nacional Electoral, organismo al servicio de Maduro que, ante la sorpresa de la derrota electoral en Barinas, -algo imperdonable en la patria chica de Chávez-, con ocasión de las elecciones del pasado noviembre, las anuló y ordenó su repetición. Pese a los numerosos regalos de todo tipo que, inesperadamente, aparecieron para los votantes -incluidos hasta electrodomésticos-, la derrota fue aún mayor y la diferencia, de nuevo, a favor de la oposición ganadora, pasó de unos cientos de votos antes, a miles ahora.
El jefe de la Comisión, ya ha adelantado que el contenido de sus investigaciones, se pondrá en manos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, ( CELAC ), que hoy languidece pese a los intentos de López Obrador de resucitarla, organización creada por Chávez para sustituir a la Organización de Estados Americanos ( OEA ) que no le hacía el menor caso. Esta falacia histórica, inicia la puesta en marcha del plan de Maduro, para mantenerse al frente de los destinos de Venezuela, hasta al menos 2.030.
La escasa oposición que aún sobrevive en la nación venezolana, ya se ha pronunciado al respecto, calificando esta iniciativa histórica como anacrónica y sin sentido que, simplemente, pretende levantar una bandera política para generar un panfleto, como ha manifestado públicamente, la antigua directora de la Academia Nacional de Historia, Inés Quintero, sorprendida de que no se haya esperado alguna fecha significativa del chavismo para comunicar este engendro, como hubiera sido lo habitual. Lo que indica que, aunque no se trate de ninguna novedad -un disparate más de los que Maduro los tiene acostumbrados- las prisas dadas indican que las cosas, para el Gobierno venezolano, están peor de lo que nos hacen creer y deben de estar contra las cuerdas.
Otro de los historiadores, también de los de verdad, como Elías Pino, uno de los más conocidos y leídos de Venezuela, ha expresado que: Si se sigue el magisterio de Maduro que, no es precisamente un catedrático en la materia y ni siquiera un erudito, se tendría que crear un inagotable Tribunal de la Inquisición para un proceso que abarque a toda la Historia Universal. Lo más absurdo de este empeño radica en ignorar o subestimar, un hecho inevitable: de tales procesos de dominación, se formaron una sociedades peculiares y admirables, que asumieron su destino propio cuando llegó la hora, sin olvidarse de la firme reconciliación con los europeos.

Otras iniciativas similares, emprendidas por la revolución chavista, como la imposición de nombres indígenas frente a los originales españoles, han dado escasos resultados. Caracas, la capital de la nación, se estira a las faldas del imponente Ávila, llamado así en honor de un gobernador español, de hace más de dos siglos que llevaba ese apellido; y que se trata de una cadena montañosa que separa a la ciudad de la costa, además de ser su pulmón natural. El chavismo le cambió el nombre, sustituyéndolo por el Waraira Rapano, que era como lo llamaban la etnia Caribe, los antiguos habitantes indígenas del Valle de Caracas y significa algo así como la ola que vino de lejos o también, la mar hecha tierra, nombre oficial que nadie usa. Lo mismo ha sucedido con la autopista José Fajardo, rebautizada como cacique Guaicaipuro.
Ya en el año 2.020, Nicolás Maduro, había apoyado la iniciativa mexicana de enviar una carta al Gobierno español, para exigirle que Su Majestad El Rey de España, pidiera perdón a los pueblos de América por los que ellos llaman, crímenes genocidas cometidos y se hiciera una reparación. Este, es un tema recurrente de la izquierda sudamericana, cuando se ven perdidos al descubrirse su habitual corrupción y negligente gestión de los asuntos públicos. Una lumbrera como era Hugo Chávez, no iba a desaprovechar este chollo para agitarlo en su revolución bolivariana y ya en el año 2.002, cambió el nombre de Día de la Raza que se celebra cada 12 de octubre, en homenaje a la llegada de Colón a América, por el Día de la Resistencia Indígena. Dos años más tarde, grupos revolucionarios juzgaron, condenaron, colgaron y derribaron en Caracas, la estatua de Cristóbal Colón que, desde entonces descansa en un depósito municipal.