El votante tradicional del Partido Socialista Obrero Español ( PSOE ), el socialista de toda la vida, el de los barrios populares y obreros, el de Felipe González, el que ya peina canas, está muy descontento porque no sabe hacia donde se dirige su partido. Hasta el extremo de que según indican todas las encuestas que se publican, habrá trasvase de votos hacia el Partido Popular ( PP ) en los comicios locales y autonómicos del próximo mes de mayo. No existe mayor muestra de rechazo al partido que esa.
Prefieren que gobierne la derecha a que lo haga Pedro Sánchez con los comunistas de Podemos o de Sumar. Está siendo nefasta la presencia de Podemos en las instituciones que está obligando a este PSOE a virar hacia posiciones muy peligrosas. Este sentir está muy extendido pero aún no se atreven a decirlo en público la mayoría de ellos. Solo algunos militantes históricos que están de vuelta de todo, del nivel de Alfonso Guerra, José Luis Corcuera, Joaquín Leguina o Cristina Alberdi.
¿ Cuáles son los motivos de esta desafección ?. En líneas generales, el desencanto se inicia con el mandato de José Luis Rodriguez Zapatero y ya con la llegada de Pedro Sánchez se vuelve distanciamiento y en ocasiones hasta repulsa.
El socialista veterano no entiende las relaciones del PSOE con los partidos nacionalistas del País Vasco y Cataluña que pasaron del coqueteo de Zapatero al pacto de investidura de Sánchez. Si a eso se le une a la entrada de Podemos en el Gobierno de la Nación y su discurso incendiario en asuntos clave como la Jefatura del Estado o el papel de las instituciones y se le añade la dirección hiperpersonalista y voluble de Pedro Sánchez, ha terminado de provocar esa ruptura sentimental.

Si se mira el panorama nacional no queda nadie del viejo PSOE. Todos han sido apartados o no se les escucha porque no interesa dentro de un proceso de lo que llaman sanchismo. Varios de ellos decidieron marcharse en la época de Zapatero porque no compartían la dirección de su política y decidieron salir para poder decir lo que pensaban. El precio a pagar fue alto: perder sus cargos y que nadie les hiciera caso.
Los que ahora somos abuelos recordamos la paradoja de que en tiempos de la Transición Política y la primera democracia, años graves e inestables, disentir dentro del PSOE era mucho más fácil que ahora. Por eso los que ahora critican estaban cómodos allí. Los años del felipismo fueron muy tensos y sin embargo, se entendía que opinar distinto y debatir era característico de la socialdemocracia. Aunque todo el mundo sabe que para discutir desde dentro hay que tener valentía. Sería mejor para Pedro Sánchez escuchar las voces críticas ahora que cuando se haya marchado y no que se encuentre encantado de que no estén con él porque así se ha quitado una molestia.
Me estoy refiriendo a gente con criterio y con firmeza para defender sus posturas, en lugar de alguien que sigue los dictados que vienen del Gobierno y que obedecen como en una orden religiosa. Aunque ahora, si opinas algo distinto a la visión oficial del PSOE eres facha y de derechas.
Una de las cosas que más les repugna es tener trato preferente con Bildu, un hecho que frivoliza y falta al respeto del trauma que sufrió la sociedad vasca en los años del terrorismo y que defienden a los verdugos de los propios militantes y cargos del PSOE. Este Gobierno cree que aquello era una lucha entre la izquierda y la derecha por más que se ha batallado por explicarles que se trataba una confrontación de los totalitarios contra los demócratas y les duele ver como pacta con Bildu y deja que condicione la política española.

Además ven en el Gobierno a Podemos, un partido favorable al separatismo y a las tesis bolivarianas y que dice que a ETA hay que entenderla en el buen sentido de la lucha antifranquista. Esa gente no puede ser que marque el rumbo de la izquierda.
Pedro Sánchez ha convertido al PSOE en un partido populista que acepta una cosa o la contraria, según vayan las elecciones o sus intereses políticos y eso no identifica al clásico militante. Los socialistas críticos no son unos atormentados que se han hecho conservadores con la edad sino las únicas voces que se atreven a hablar en plena ley del silencio. Lo que ha cambiado ha sido el partido y no las personas que lo critican ahora. La mayoría de sus viejas glorias denuncian que el PSOE actual ha quebrado su proyecto histórico.
Desde el otoño pasado, la sociedad española en general y no solo la vieja guardia socialista que también, está asistiendo con creciente preocupación a la deriva antidemocrática del Gobierno de Pedro Sánchez que ignora voluntariamente, los límites marcados en la Constitución en un intento de conservar el poder a cualquier precio.
Además, al uso torticero de la actividad legislativa negociando normas penales con aquellos que las incumplen y diseñando modificaciones legales para favorecer a delincuentes específicos por ser socios coyunturales del actual Gobierno. Precisamente a quienes han cometido graves delitos contra esa Constitución que garantiza la pacífica convivencia social.

El sentimiento generalizado en la ciudadanía es que el marco jurídico de convivencia, plasmado en la Constitución Española está en peligro y están alarmados por este hecho. No quieren que derive en un proceso que destruiría la nación española.
La agenda política de este Gobierno socialcomunista, nada tiene que ver con las preocupaciones de los españoles y aún menos con el interés general de España. Todo su discurso, más allá de constituir un páramo a nivel político, gira en torno a sectarismos e invenciones de todo tipo cuya única finalidad consiste en perseguir las grandes utopías del progresismo moderno, dividiendo y enfrentando de paso a la sociedad en lugar de mejorar la vida de la gente.
No en vano, el propio Sánchez ha manifestado en diversas ocasiones que lo que él persigue es un Gobierno ecologista y feminista, además de identitario y guerracivilista, gracias al apoyo de los enemigos de España y de la Constitución, con Podemos y sus distintas ramas comunistas y los separatistas como aliados para mantenerse en el poder.
Los pilares programáticos de este PSOE, no son más que un gran proyecto de ingeniería social e intervencionismo económico, contrarios al desarrollo de la gente y la pacífica convivencia de la sociedad. Sánchez vive -literalmente- en un mundo paralelo, muy diferente y alejado del que comparte la inmensa mayoría de la población.
Ciertamente Juan, el PSOE de la transición poco o nada tiene que ver con el actual. Sin embargo, aquel PSOE tuvo que «descafeinarse» sí o sí, por dos razones:
1º Porque la transición la realizaron los políticos franquistas del movimiento, con el Rey a la cabeza. Sin olvidar que el Rey había sido designado por Franco como su sucesor. Es decir, la izquierda no tenía nada que negociar y sí mucho que agradecer.
2º Por otro lado, las izquierdas moderadas europeas nada tenían que ver con la ruinosa Unión Soviética; y por ende con el marxismo. Sencillamente porque la clase media se desarrolló en toda Europa -incluida España-, a partir de los años 50/60, sin que la izquierda hubiera tenido nada que ver. Es decir; se quedaron sin proletariado, sin clientela.
El resto ya solo sería una pantomima, un puro teatro, como también sucedió poco a poco con la derecha.
Y es que, el supracapitalismo mandaba en todo el mundo occidental, independientemente del color de sus gestores políticos. La economía dependía de la finanza internacional, al igual que ahora.
Y así fue, como las democracias occidentales se convirtieron lamentablemente en una «sinarquía plutocrática internacional», franquiciadas todas ellas desde EEUU.
Dicho esto, el PSOE verdadero, auténtico y original, es decir; el histórico, es un partido antidemocrático. Que no solo provocó la guerra civil, manchándose de sangre gustosamente, sino que trabajó para la desmembración de España desde el minuto número uno de su constitución. Y, a nadie se le escapa, que los socialistas lucharon: antes, durante y después de la guerra, para que España se hubiera convertido en otra república socialista soviética. Pero finalmente se les pinchó el globo, que no la idea de alcanzar los mismos objetivos pero a través del «globalismo».
Por lo tanto, no nos engañemos; aquel humilde y tolerante PSOE de la transición era simplemente un camaleón esperando su momento, así como el resto de partidos nacionalistas/separatistas y comunistas de ayer y hoy.
!Y su momento llegó! Ya en la actualidad, estando perfectamente alineados con el contubernio mundialista «de la agenda globalista», o «el nuevo orden mundial», el año 2019 marcó un antes y un después. En un futuro no muy lejano, el COVID no será recordado por una pandemia, sino por un «golpe de estado a nivel global».
Sí amigo sí, los socialistas y los comunistas europeos no tuvieron más remedio que cambiar «la lucha de clases» por la lucha de sexos, por ejemplo: acabando con las familias tradicionales cristianas a favor de las familias LGTBP, aborto, suplantación poblacional con su nueva clientela «la inmigración ilegal», la falsa ecología del cambio climático, etc, etc, etc. Ahora preguntémonos: ¿quién ha venido financiando todo esto? Incluso antes… ¿quien ha venido planificando todo esto?
Y lo cierto es que la ideología izquierdista era y es un instrumento oportunista retorcidamente maquiavélico para conseguir su viejo sueño de dominio mundial.
Nunca cambiaron en esencia, sino en estrategia. Pues el objetivo siempre fue y es la «internacional»… Es decir; un solo gobierno mundial. ¿Te suena?
Efectivamente siempre fueron y son financiados por la otra internacional:la de la finanza.
Ya sé que a muchos no les cabe en la cabeza que el capitalismo haya estado financiando el comunismo desde el minuto número uno. Pero eso es otro tema.
En cualquier caso…
¿quienes fueron y todavía hoy son, sus únicos enemigos? !los patriotas! los que defendieron la independencia de sus naciones a través de los nacionalismos proteccionistas como en el caso de España fue Jose Antonio Primo de Rivera. Falange española cuyo lema era»contra el capitalismo y el comunismo».
Bien. Véase si no, la famosa frase de Lenin de principio de siglo XX: » Impondremos un socialismo mundial sí o sí, por todas las vías».
!Y lo han conseguido! Pues, si nos fijamos bien, lo único que queda de derechas en toda Europa, son partidos patriotas, identitarios como Vox. Pero no nos equivoquemos; estos partidos pertenecen al mismo amo, del contubernio internacional.
Es decir, mientras que estos partidos no toquen la finanza, la economía, y algún que otro aspecto de la agenda globalista, son permitidos y financiados. !Estas son las verdaderas «reglas del juego»!
Desafortunadamente, este ya no es el sistema democrático de final de los 70, principios de los 80. Por decirlo de alguna manera: «los amos del mundo siempre ganan, gane quien gane en las urnas».
Y respecto a los Peperos europeos… es casi preferible mejor no hablar. Han demostrado ser «las furcias de la izquierda» pero disfrazadas de cualquier otra cosa; Centro, ¿centro derecha?
Los hechos son incosteables…
Un fuerte abrazo Juan.
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Gracias por tu comentario, JuanGa. Un abrazo.
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