Todo el mundo sabe que es al contrario, que a la desinformación, se le gana con más y mayor información. El que parece desconocerlo, mejor dicho, no querer saberlo, es el Gobierno socialcomunista que ahora dirige los destinos de España. Por eso, se niega a desvelar al Parlamento, cualquier detalle sobre la que ya aparece como misteriosa, Comisión Permanente de la Desinformación ( CPD ); ese enigmático organismo, creado en el mes de octubre de 2.020, a instancias del ala comunista del Gobierno de la Nación, que entonces presidía, Pablo Iglesias; demócrata de acreditada solvencia como todos recordamos y muy preocupado para que los españoles tengamos muchos elementos de juicio.
Su nacimiento, se justificaba al calor de los bulos y noticias falsas, desatadas durante los dos primeros e inconstitucionales Estados de Alarma, cuyo número se disparó por las redes sociales pero lo que de verdad les preocupaba era un control y seguimiento de todo lo que la sociedad pudiera opinar sobre las excesivas medidas que soportaban y, sobre todo, para que no se pudiera conocer la realidad de los estragos que la pandemia china estaba causando.
Controlar la información, siempre ha sido un anhelo en los Gobiernos socialistas y comunistas, para que se sepa solo lo que a ellos les interesa y fundamentalmente, para crear una información oficial, única y verdadera, porque es la que ellos facilitan y la que solo tiene que conocer y bastar al ciudadano. Tradicionalmente, se ha utilizado para ocultar los fracasos de sus políticas y mantener vivas las esperanzas de un mundo mejor, que solo existe en las mentes de sus dirigentes. A nadie le gusta que le estropeen sus fantasías por muy escandalosa que sea la realidad.

Se trata de crear una burbuja, para que el ciudadano se dedique a sus labores de supervivencia y no moleste con su pensamiento, reflexión o crítica. Función opuesta al derecho fundamental, consagrado en nuestra Constitución, como es el de la libertad de información. Lo curioso del caso es que, la conveniencia de controlar la información, provenga de esa vanguardia ideológica que se desvive por afirmar y defender los inalienables derechos de la ciudadanía. Hay que ver como la hipocresía, sigue teniendo éxito, a estas altura de la vida.
Por eso, la decena de iniciativas parlamentarias presentadas, para conocer detalles del funcionamiento de este organismo, procedentes de todo el arco político que van desde Vox a Bildu, han tropezado una y otra vez, con una verdadero muro. El Gobierno, se ha dedicado a responder siempre, con vaguedades y generalidades, a las preguntas de los diputados para conocer la labor de este Grupo de Trabajo Interministerial que, en teoría debe de asesorar al Consejo de Seguridad Nacional, sobre las posibles campañas de desinformación que puedan amenazar a España.
El Gobierno se niega, una y otra vez, a dar transparencia a este asunto y en sus respuestas evasivas, regatea hasta preguntas tan precisas como la de, revelar la identidad de los miembros que asisten a las reuniones de la Comisión. Se escuda en que, las personas que componen este órgano, son variables y que son funcionarios públicos, tales como Policías, Guardias Civiles, miembros del CNI y otros empleados públicos, cuyos nombres no se deben de conocer. A lo que más que ha llegado es que, es el Director del Departamento de Seguridad de la Presidencia del Gobierno quien dirige las reuniones ordinaras, como representante del mismo.

En una de las múltiples respuestas, la Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes, facilitó los pocos datos concretos que se conocen de la Comisión, como que no se reúne de forma periódica y hasta el pasado verano, los analistas se habían vistos en cuatro ocasiones y poco más. Sobre los asuntos tratados, nada de nada. Aunque si ocupan su tiempo, realizando análisis y valoraciones permanentes, sobre posibles campañas de desinformación contra el prestigio de España.
A la misma vez, que el Gobierno afirmaba lo anterior, en otra respuesta parlamentaria lo negaba tajantemente, incrementando la nebulosa que rodea este órgano, manifestando que la Comisión Permanente contra la Desinformación no tiene, entre sus cometidos, la detección de campañas de desinformación sino el facilitar la coordinación interministerial a nivel operacional.
En otra respuesta parlamentaria, si ha reconocido que la Comisión, ha realizado tres informes pero que no son de difusión abierta, relacionados con las elecciones europeas, autonómicas y locales, de los años 2.019 y 2.020; sobre supuestas campañas de mentiras que llegaron a conocimiento de la Presidencia del Gobierno y de las que nadie sabe nada.

A la pregunta concreta de los diputados, sobre que está haciendo exactamente la Comisión, las respuestas compiten sobre vaguedades y retóricas y son del siguiente tenor: cada organismo de la Comisión Permanente contra la Desinformación, emplea las herramientas disponibles según sus competencias y sus ámbitos de actuación. Y ya cuando no saben como excusarse, han llegado a decir que : la comunicación que se aporta a la Comisión, está clasificada normalmente por el organismo que la comunica. Lo que me hace recordar aquel refrán que dice : ¿ Donde vas ? … Manzanas traigo.
La opacidad del Gobierno, a la hora de dar cuenta de su gestión y de informar a los representantes del pueblo, democráticamente elegidos, de su lucha contra las noticias falsas y bulos que, supuestamente, amenazan la seguridad nacional, no se limita a los trabajos de esta Comisión. También se viene negando, de manera reiterada, cualquier información sobre el resultado que dieron, las instrucciones a los Cuerpos Policiales del Estado, de perseguir durante el primer Estado de Alarma, que posteriormente fue declarado inconstitucional, los sucesos que pudieran provocar estrés social y desafección a las instituciones del Gobierno.
Lo que me ha llevado a recordar, inevitablemente, a Franco, porque en la que época que vivió, los informes de conducta de los ciudadanos que emitía la Policía y la Guardia Civil y que eran obligatorios para presentar en numerosos organismos gubernamentales, hacían constar si la persona en cuestión, era o no afecta al Régimen del Generalísimo….
A tu precioso artículo, se complementa con el artículo aparecido que te cito: Moncloa envuelve en una nebulosa su misteriosa Comisión contra la Desinformación.
Yo creo, que en un país libre y democrático, debe haber libertad de opinión y no tener la información: encapsulada» como hace en la Guerra Rusia contra Ucranía, de Goliat contra David, muititud de periódicos de distintas tendencias, para que el ciudadano pueda sacar sus conclusiones no limitarse al periódico Oficial de la Nación gobernante, , el Canal de Televisión Oficial, la emisora de radio, subvencionados por el Estado, que limitan bastante, así «ocurren» con otros mass medios de comunicación social: prensa, radio y televisión , en Murcia, los periódicos murcianos, la radio y la televisión, no atacan a sus financiadores que les subvencionan por entidades de diversas índoles, políticas, económica, sociales,financieras o bancarias, yo no suelo ver noticias contra estos «sponsores», porque los periódicos no viven de los que compran la prensa o escuchan la radio,o la televisión pública o canales privados: Necesitan más inversiones, publicidad, para subsistir, a cambio, éstos inversores «coartan la libertad de expresión». Y por si faltaba poco, la Comisión contra la Desinformación, vaya lío para fiarse el ciudadano de los que nos cuenta y cómo nos lo cuentan .
Moncloa envuelve en una nebulosa su misteriosa Comisión contra la Desinformación
El Gobierno se niega a desvelar al Parlamento la composición de este organismo o sus trabajos durante su primer año de vidaMelchor Sáiz-Pardo
MELCHOR SÁIZ-PARDO
Madrid
Miércoles, 2 febrero 2022, 10:05 Moncloa no quiere combatir la «desinformación» con la información pública. El Gobierno se niega a desvelar al Parlamento cualquier detalle concreto, operativo o funcional sobre la misteriosa Comisión Permanente contra la Desinformación (CPD). Se trata del misterioso organismo creado en octubre de 2020 por el Ejecutivo de Pedro Sánchez al calor de las campañas de bulos y ‘fake news’ desatadas durante los primeros meses de la pandemia y que comenzó hace un año a trabajar protegido por el mayor de los anonimatos.
Y es que la decena de iniciativas parlamentarias para conocer detalles del funcionamiento de este órgano (procedentes de grupos tan dispares como Vox o Bildu) se han topado una y otra vez con un verdadero frontón. Moncloa, según los documentos en poder de este periódico, se ha dedicado a responder en los últimos meses y semanas con generalidades a las preguntas de los diputados para conocer qué está haciendo exactamente este «grupo de trabajo interministerial» que, en teoría, debe «asesorar» al Consejo de Seguridad Nacional sobre las campañas de desinformación que amenazan España.
El Ejecutivo se niega una y otra vez a dar transparencia a este asunto y en sus evasivas respuestas regatea preguntas tan precisas como la de revelar la «identidad de los miembros que asisten a la CPD». Moncloa se escuda en que las personas que componen este órgano son «variables» y que son «funcionarios» -como policías, guardias civiles, «miembros del CNI», además de «funcionarios civiles- cuyos nombres no deben conocerse. El Ejecutivo solo comparte datos ya públicos como que es el director del Departamento de Seguridad Nacional, «en representación del Gobierno», quien preside las reuniones ordinarias.
Directo a Presidencia
El Gobierno, a pesar de no tratarse de un funcionario, ha negado de manera insiste, por ejemplo, quién es el alto cargo que acude a la CPD en representación de la Secretaría de Estado de Comunicación que ahora dirige Francesc Vallès, pero que hasta el pasado verano encabezó el otrora todo poderoso Miguel Ángel Oliver. Esta persona cuya identidad permanece entre sombras es la que reporta directamente a presidencia.
En una de sus últimas respuestas, la Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes facilitó los pocos datos concretos (pero poco o nada trascendentes) que se conocen de la comisión. Este órgano no se reúne de forma periódica y hasta el pasado 6 de agosto los analistas se habían visto formalmente solo en cuatro ocasiones. Y poco más. Sobre los acuerdos o puntos tratados ninguna información relevante. Según Moncloa, la misteriosa comisión, que se «mantiene activa» aunque nadie sepa nada de ella, está «realizando análisis y valoración permanente de posibles campañas de desinformación contra el prestigio de España».
Sin embargo, el mismo día en que el Ejecutivo aseguraba de forma oficial al Parlamento que la CPD está haciendo esos «análisis» y «valoraciones» sobre esas «campañas de desinformación», el propio Gobierno lo negaba de manera tajante en otra respuesta, incrementando más todavía la nebulosa que rodea a este órgano. «La Comisión Permanente contra la Desinformación no tiene entre sus cometidos –afirmaba ese otro documento contradictorio remitido al Congreso- la detección de campañas de desinformación» sino «el facilitar la coordinación interministerial a nivel operacional».
Tres campañas
Sin embargo, en otra respuesta Moncloa sí que ha reconocido que la CPD ha realizado al menos tres informes «que no son de difusión abierta», con motivo de las elecciones europeas, autonómicas y locales» de 2019 y 2020. Dossieres sobre supuestas campañas de mentiras que llegaron a Presidencia y de los que nada se sabe.
A la pregunta concreta de los diputados de qué está haciendo entonces exactamente esta institución las respuestas están siendo una suerte de ‘manzanas traigo’: «cada organismo de la Comisión Permanente contra la Desinformación emplea las herramientas disponibles según sus competencias y sus ámbitos de actuación».
A pesar de que el Parlamento de forma insistente en los últimos meses ha pedido conocer los «focos de campaña de desinformación» a los que está siendo sometidos España, tanto a cuenta de la pandemia como ahora en la crisis que enfrenta a Ucrania y Rusia, la respuesta ha sido la evasiva, en muchas ocasiones alegando que «la información que se comunica a la comisión normalmente está clasificada por el organismo que la aporta».
La opacidad del Gobierno a la hora de informar al Legislativo sobre su lucha contra las ‘fake news’ y los bulos que supuestamente amenazan la seguridad nacional no se ha limitado en los últimos meses a los trabajos de esta CPD. Moncloa también se vienen negando de forma reiterada a facilitar datos al Legislativo sobre el resultado que dieron las órdenes a las fuerzas de seguridad del Estado de perseguir durante el primer estado de alarma las ‘fake news’ que pudieran provocar «estrés social y desafección a instituciones del Gobierno».
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Como siempre, añadiendo información complementaria oportuna e interesante. Muchas gracias por hacerlo, Juan. Un abrazo.
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Saludos Juan. Cuando escucho la palabra «desinformación» lo primero que me viene a al cabeza es: ¿Quiénes son los nuevos Torquemada que han alcanzado el estado divino de situarse por encima de la libertad de pensamiento, publicación y expresión? es decir, ¿Quiénes son los cretinos que deciden lo que el pueblo puede leer, pensar o expresar?
El solo hecho de crear un «ministerio de la verdad», que no es otra cosas que de censura pura y dura, a favor de un pensamiento único, ya es en sí, un grotesco atentado contra la constitución y la democracia.
Durante la pandemia, ha quedado evidenciado dos cosas: 1º la falta de libertad de expresión para todos aquellos científicos silenciados por los medios -e incluso expedientados por salirse del discurso oficial-, entre los que se encontraban no pocos premiso noveles. 2ºUn gobierno mundial que ha usado de títeres a todos los gobiernos occidentales -incluida la oposición-, para mermar derechos y libertades fundamentales.
Quien hoy no haya aprendido nada de todo esto, más lo que en una segunda fase de manipulación y de censura está ocurriendo con el conflicto de Rusia y Ucrania, ya no tiene remedio.
La lobotomía colectiva producida por los políticos y sus medios, nos enseña que si bien ya no existe una verdadera democracia, tampoco existe un pueblo que la merezca. En nombre de nuestra «seguridad», se ha implantado una dictadura mundial que avanza hacia el control absoluto de todos los piases y seres humanos, dando igual a quien se vote. Claro está, con la ayuda de la tecnología; el transhumanismo es nuestro final.
Todo dentro del sistema ha sido corrompido, por lo que el sistema ya solo es parte del problema, que nunca más de la solución.
Lo que a partir de ahora viene, según la agenda de los globalistas y de sus gobiernos títeres de uno y otro color, es miseria y distopía.
Ojalá existiera una verdadera revolución del pueblo, de los de abajo contra los de arriba, donde se estableciera una verdadera democracia dirigida por todo tipo de asambleas representativas. Donde toda decisión política se votase, de modo que ya no sean los políticos y sus expertos los que deciden, sino nosotros. Y como no, una verdadera libertad de expresión, donde no haya ni un solo pensamiento o idea, que fuera prohibida.
En fin, no seré yo, quien vuelva a votar a ningún partido, ni leer un medio convencional. Prefiero auto condenarme al ostracismo, que ser un tonto útil, o un cómplice del «crimen organizado internacional».
Un abrazo Juan.
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Expones una reflexión muy interesante sobre estos tiempos tan convulsos que nos ha tocado vivir. y yo soy de la opinión de resistir cuanto podamos para poder señalar las contradicciones entre el cinismo y la hipocresía gobernante sobre la sociedad actual conformada con el pan y circo que a diario nos entretiene y no deja espacio para pensar en otras cosas. Hay que mostrar el lado rebelde que siempre nos acompaña y que está adormecido a base de desinformación e intimidación. Pienso que hay que potenciar el conocimiento como instrumento a utilizar contra lo políticamente correcto y salirnos del guion que otros han trazado para dirigir nuestras vidas. Hay que recordar que otro mundo es posible y que existen alternativas suficientes para diferenciar lo que sufrimos en la actualidad y lo que se podría hacer para mejorar la libertad, la igualdad y la justicia. Existen otras formas y modelos de convivencia que son una clara mejora a lo que sufrimos en la actualidad. Bastaría recordar y mantener, la filosofía griega, el derecho romano y el humanismo cristiano para tener una sociedad mejor y más feliz. Profundizando en esos conceptos, estoy convencido que es camino para ser mejores personas, respetuosas con nuestros semejantes y buscadoras de la felicidad.
Muchas gracias por tu comentario, JuanGa, Un abrazo.
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«Lo ancho para mi, lo estrecho para ti…», así son, y así les va bien. Expertos en manipulación, se venden fenomenal en redes sociales, especulan, mienten ….y les va de maravilla, no es inteligente cambiar lo que funciona bien, así que esto es lo que tenemos mientras no seamos capaces de espabilar.
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Lo que yo creo es que este Gobierno que disfrutamos está haciendo lo que le conviene para mantenerse en el poder, derribando todos los muros que el sistema democrático tiene establecidos para controlar sus actividad. No tiene complejo alguno en mentir, desinformar, ocultar, y lo que haga falta para continuar en su labor destructora de los pilares de esta sociedad. Ellos están en su labor y los partidos que lo apoyan, repartiéndose la carnaza. Si no han caído ya es por la falta de una oposición política seria y firme que los frene y ponga la descubierto todas las tropelías que a diario cometen. O la gente se rebela o se perpetuarán el poder.
Gracias Leyre por tu comentario. Un beso.
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Muy buen artículo sobre la desinformación, o más bien la información acoplada a los intereses de los políticos social-comunistas, que nos desgobiernan y carecen de escrúpulos y dignidad.
La compra con subvenciones a una gran cantidad de medios informativos, que le hacen el trabajo sucio a éstos mediocres del gobierno de la Nación, poniendo todo su empeño en vendernos unas noticias siempre interesadas, a favor de los que pagan a éstos mal llamados periodistas, que en realidad son tan falsos e interesados, que si cambian los gobiernos que les pagan los garbanzos ( más bien los mariscos y jamones ibéricos de muchas jotas o bellotas ), no dudarían en cambiar de chaqueta, como hemos visto en otras ocasiones.
Se aprovechan de la poca memoria de la gente, que con unas noticias siempre interesadas, tapan la anterior si no les beneficia en sus intereses partidistas.
Ya estamos acostumbrados a que nos manipulen de esa manera, y nos hemos vuelto insensibles y conformistas, con el riesgo de ser posibles candidatos a convertirnos en siervos sumisos, por no tirarnos a las calles en masa a exigir que se vayan los que mandan, y dejen paso a otros que puedan dar un difícil cambio a la gobernabilidad de nuestro País, demostrando que somos sus jefes y les pagamos su sueldo para que administren nuestros intereses y no los suyos.
Nos enteramos al momento de cualquier imputación a quién les interesa, con un gran despliegue de medios informativos, pero silencian todo lo que les perjudica a sus intereses, y sabemos que no son trigo limpio y tienen mucho que ocultar, pero hay que reconocer que al margen de su falta de escrúpulos, dominan la información que lleva a conseguir su impunidad.
Últimamente vemos como demuestran algunas ministras comunistas, su cambio de postura en temas que afectan a su ideología, por no dejar su cargo que les proporciona un estatus económico, que ni soñaban antes de entrar en el gobierno, sin la más mínima preparación intelectual, cuando cualquier persona con dignidad, presentaría su dimisión inmediata.
Es triste ver como se ha deteriorado la política en nuestro País, y yo por menos no veo mucho interés en cambiarlo, con el peligro de convertirnos en el farolillo del tren de las naciones de la U.E., pasando de ser una potencia económica y respetada, a la cola de los naciones de nuestro entorno, desde que estamos en manos de los social-comunistas.
Un abrazo y felicidades por tu artículo, tan interesante y bien documentando.
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Pese a la polarización política y el pensamiento políticamente correcto que están imponiendo este Gobierno socialcomunista, no hay nada, ni nadie que los frene. Ese el problema, en mi opinión. Ellos van a lo suyo, sus fines son claros y su voluntad es imponerlos, con la facilidad y el dinero que da ser el Gobierno de la Nación y la oposición que es a quien corresponde frenar y denunciar todos los desvaríos que soportamos, están en otras cosas y además, enfrentados interiormente. Así el socialismo se perpetuará en el poder por la vía de los hechos porque no hay quien los pare. Ahora apenas hay alguna isla suelta en el océano que nos inunda. Me refiero a algún periódico, alguna emisora de radio, algún red social… todo muy individual, muy solitario y con una descoordinación total. Y así no hay manera-A ver si ahora que van a haber cambios en la oposición, se establece una estrategia clara de cambio y alternativa.
Gracias por tu comentario, Fernando. Un abrazo.
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