Los expertos en educación sexual, denuncian que, la formación que reciben los alumnos en esta materia en colegios e institutos, es desigual y en general, bastante pobre, lo que da lugar a que se disparen las infecciones de transmisión sexual. Es muy excepcional que, los alumnos de 1º y 2º de la Educación Secundaria Obligatoria ( ESO ), que tienen entre 12 Y 14 años, tengan alguna clase de educación sexual, a cargo de orientadores profesionales, con ayuda de los tutores. También, hay numerosos centros educativos religiosos, que ni siquiera imparten nociones básicas. La nueva ley educativa, apuesta por ampliar la formación en esta materia, pero las decisiones seguirán estando en manos de las Comunidades Autónomas y los centros educativos.
Mientras tanto, las estadísticas emiten señales de alarma. Desde el año 2.002, el uso de preservativo entre los adolescentes ha descendido en ocho puntos. El último informe del Ministerio de Sanidad sobre esta conducta, es de 2.018 e indicaba que solo el 75,4% había usado condón en su último coito. Las tasas de infecciones, han subido a un ritmo galopante durante los últimos cuatro años, entre los jóvenes de 15 a 19 años. La de sífilis ha crecido en en un 54% . La del gonococo, un 160% y la de clamidia, un 243%.
Las enfermedades descritas, pueden tener efectos graves a largo plazo, por lo que parece claro que garantizar una formación sexual suficiente es una cuestión de salud pública y un derecho de los menores. Por eso debería ser obligatoria.

Simultáneamente, el acceso a la pornografía es cada vez más frecuente y precoz. Un tercio de ellos, empiezan a verla antes de los 13 años, lo que según los expertos, alimentan falsas creencias y estereotipos negativos. La carencia de formación, se suple con la pornografía que, siendo tan accesible a edades tan tempranas, les está creando más problemas. Especialmente, el que afecta al consentimiento sexual.
Porque en el porno, nadie pide permiso a nadie y cada vez es más frecuente que, los chavales, no le den tiempo a la otra persona a decidir, si le apetece o no, una determinada práctica sexual. Las que más se quejan de ello, son las chicas. La pornografía, sin el contrapeso de la información fiable, también difunde falsos mitos y les genera complejos. Aquí, es muy fácil confundir la ficción con la realidad.
Internet, es también, una herramienta muy utilizada para aprender sobre sexo, al margen del porno. Diversos estudios, lo sitúan entre un 35 – 40% de los chavales que eligen este medio. Tampoco, es un instrumento recomendable porque abundan los bulos y falta comprensión de conceptos e ideas que han absorbido de la pornografía.
Con la educación que ha habido hasta ahora, el conocimiento de la sexualidad ha siso escaso y disperso. Con la nueva ley, parece que se preocupa un poco más aunque es desarrollo está por definir y lo más probable es que se articule como un contenido transversal y que el Ministerio de Educación publique más orientaciones sobre como plasmarlo en las clases. Lo que dejará a las autonomías y a los centros, un amplio margen para concretarlo.
Los docentes piensan que, lo transversal, es un poco etéreo porque al final depende de cada centro, en temas tan sensibles como que el que debe de procurarse, que todos los alumnos tengan una mínima formación. Piensan que deberían de sistematizarse y si no es una materia autónoma, incluirse -claramente- dentro del currículo de una de ellas.