Quiero reivindicar la meritoria Transición Política Española y voy a delimitar en el tiempo este episodio trascendental en la historia contemporánea española, desde el 20 de noviembre de 1975 ( cuando fallece Franco ), hasta el 28 de octubre de 1.982, cuando el Partido Socialista Obrero Español ( PSOE ) gana sus primeras elecciones generales, por mayoría absoluta y es cuando estimo que se consolida el nuevo sistema democrático. Aunque otros son partidarios de llegar hasta 1.986, que es cuando termina la primera legislatura socialista.
Lo hago porque en estos tiempos actuales, se está produciendo un revisionismo histórico basado en la manipulación de la memoria, para silenciar una etapa que ha sido ejemplar y modélica para medio mundo.
Porque creo que es un grave error y una tremenda injusticia, criticar de manera tan arbitraria y falaz, aquellos acuerdos tan difíciles que tuvieron un enorme mérito. Se hizo lo que se pudo: ni más, ni menos. Y el mundo entero nos miró con asombro. Si recordáramos la realidad de aquellos años, nos elevaría mucho la moral que ahora arrastramos por los suelos.
Es verdaderamente inexplicable que se haya recuperado ahora el tema de Franco cuando hacía ya años que nadie se acordaba de él. Esto, cuando menos, me parece chocante, teniendo en cuenta todos los desafíos que tenemos por delante. Estamos gastando una enorme energía criticando el pasado, que no sirve para nada y que hay que dejársela a los historiadores, cuando la necesitamos toda para encarar nuestro futuro.
Todos los que vivimos aquella etapa desde ideologías distintas, estamos muy enfadados con todos estos neófitos que tratan de calificarla -despectivamente- como el Régimen del 78. A quienes hacen estos comentarios y que son especialistas teóricos en tener todas las soluciones -habidas y por haber- además de manera sencilla a temas complejos, me hubiera gustado ver en aquel trance para ver lo que ellos -tan capaces- hubiesen hecho.

Estoy convencido de que la gente de mi generación, independientemente del color político que profese, coincidimos en reconocer el extraordinario mérito de lo que se hizo y que la mayoría veía con escepticismo. Cuando vimos a lo que se había llegado con los Pactos de la Moncloa, muchos no nos lo creíamos porque parecían imposible de conseguir. Era como si ahora, se sentaran en una misma mesa José María Aznar y Arnaldo Otegui. Cuando comprobamos que de aquellas reuniones salían acuerdos, aprendimos una lección que nunca olvidaremos.
Ahora, la política consiste en descalificar al contrario que, en realidad, lo que hace es desacreditar a quién la hace. Se está gobernando para el tiempo pasado y no para el futuro, como debería de ser. Claro que hay que conocer nuestro pasado para que no se nos olvide nada pero para eso hay que dejar de decir tonterías.
Conozco a gente en ambas direcciones extremas que coinciden conmigo en que aquello no fue un pacto de mesa de camilla en el que, al calor del brasero, se reunieron cuatro sujetos para hacer un apaño.
Nuestra sociedad actual está radicalizada por los partidos políticos cuando la dirección debería ser la contraria, tendiendo hacia la armonía desde un profundo respeto ideológico. En estos tiempos, la política no está a la altura de la responsabilidad que se merece y está teniendo comportamientos incomprensibles. La solución a los problemas que nos preocupan no pasa por avivar el fuego sino por buscar soluciones consensuadas a los mismos. Como se hizo antes.
AMEN.
No cabe nada que añadir.
Gran artículo. Felicidades
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Lo bueno y breve…dos veces bueno… decía el escritor. Gracias por tu comentario, José Antonio. Un abrazo.
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SI SEÑOR!!!!, así debería ser!!!
Muy buen artículo, a ver si algunos alcornoques se dan cuenta de una vez de que los posibles errores del pasado, o no, tuvieron su momento, que nos enfrentamos a problemas tan graves hoy que no cabe «perder el tiempo» en debates del pasado que están enterrados,que los ciudadanos queremos soluciones a un momento tan crítico como una crisis sanitaria y económica provocada por una pandemia, para eso nos representan, no para aludir a cuestiones pasadas que hoy no deben de ir más allá que formar parte de nuestra historia, que si tuviésemos una enseñanza en condiciones, nuestros adolescentes hoy conocerian, y podrían contar con su propia opinión, sobre un momento tan importante en nuestra historia como fue la Transición.
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Muy acertada tu reflexión y adecuada para los tiempos que corren. Efectivamente, nuestros jóvenes deberían conocer nuestro pasado más inmediato para valorar el esfuerzo que hubo que hacer para que ellos disfrutaran ahora de esta paz y libertad. De la incultura de nuestros Gobernantes y su desprecio a nuestra Transición Política, resulta la nefasta gestión pública que están haciendo. Esta ausencia de valores y la resurrección de Maquiavelo les pasará factura electoral a la primera oportunidad que haya.
Gracias Leyre por tu comentario. Un Beso.
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Influye que durante la transición los políticos en general estaban mejor preparados, con mucha mejor formación que los actuales. Curiosamente, se formaron en universidades del régimen de Franco. Es lamentable el nivel actual, la poca preparación que suplen con frases esquemáticas y simplonas. Y para justificar su ineptitud para resolver los problemas cargan contra la Constitución, Franco, la Restauración y hasta contra los Reyes Catolicos. Es lo que hay.
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Así es. Pretenden implantar fórmulas fracasadas y muy antiguas aunque ellos las quieran presentar como novedosas. Su deseo de permanencia en el poder prima sobre cualquier otra cuestión y no les importa el coste que pueda tener en el orden que sea, bien político, bien económico, bien social. Carecen de valores y para ellos el fin justifica los medios. Lamentable. Pobre España, lo que tiene que sufrir….
Gracias Antonio por tu comentario. Un abrazo.
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BUENÍSIMOS COMENTARIOS, AMIGO DON JUAN,.
La transición política y la Constitución Española de 1978 fueron modélicas aplaudos por numerosos países,
para pretendan algunos partidos de izquierda, cargarse La Constitución, la Democracia, El Concordato
con la Santa Sede, La Monarquía, e instalar una república bananera.
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Gracias Juan por tu comentario. Un abrazo.
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Ver la Transición se puede hacer desde dos puntos: 1º el HISTÓRICO, que es por sentido común casi inamovible pues se trata de la existencia de hechos del pasado y de documentos que también han sido redactados y compilados en un momento pretérito; digo “casi”, porque se puede conocer la concurrencia de otros hechos que desvirtúen o maticen a los anteriores, o documentos que actúen en el mismo sentido, y eso sin olvidar que (cosa frecuente) se puede llegar a conocer la falsedad o manipulación de ciertos documentos. Todo ello es más difícil cuanto más y mejor esté documentado un periodo histórico, y la Transición española, precisamente, es uno de los casos. Más aún, algunos de sus protagonistas viven todavía y les es posible acallar opiniones manipuladoras. 2º el POLÍTICO, donde la interpretación no de los hechos sino de sus consecuencias, es libre. Tal interpretación no suele negar o aportar evidencias, sería de tontos, pero sí acostumbra a tergiversar, minimizar o inflar la verdad histórica: es lo que llamamos POSTVERDAD. Sí podemos, en cambio, fantasear y novelar. Es cierto que la Transición (ojo con la palabra: hablamos de un PUENTE entre dos orillas, dos etapas) debió comenzar con la reposición de la legalidad, con la vuelta al orden democrático interrumpido por el golpe de estado del 36, y así pues, reanudar la II República, pero esto necesitaba un ambiente más sereno, más pacífico, otro pueblo seguramente.
Hubo un consenso en instaurar la monarquía (no se podía restaurar, por lo dicho anteriormente), un nuevo orden ahora plenamente democrático que permitiera la mayor estabilidad posible. Quizá hubiera debido corroborarse el sistema monarquía versus república en un plebiscito, anterior al que consagró la Constitución, pero es una opinión personal. En lo que no estuve entonces de acuerdo, y ahora tampoco lo estoy, es en la concesión de una AMNISTÍA GENERAL sin la previa disolución/entrega de las organizaciones terroristas y sus instrumentos: ahí la Transición pecó de excesiva ingenuidad, tan bien intencionada como equivocada. Un tercer extremo, la configuración de un sistema autonómico, tampoco –a mi jacobino entender– se enfocó con acierto, pero esto también es fruto de la experiencia posterior.
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Creo que has hecho una debida aclaración de conceptos en la primera parte de tu reflexión y necesaria para la explicación de la segunda parte con las que coincido plenamente, salvo un detalle que no comparto. Mencionas que el Alzamiento de Franco interrumpió la legalidad imperante y desde luego originó una horrible Guerra Civil. Evidentemente que una parte del Ejército se rebele contra su Gobierno no es la manera «legal» de acceder al poder pero creo que ya va siendo hora de que nos despojemos de la propaganda y mentiras que todos los republicanos -incluidos los actuales- nos han hecho creer. Me refiero a la instauración de la República por una Elecciones…Municipales, cuyo resultado, además, no se publicó jamás -porque las perdieron- así que ya me dirás donde está la legalidad y las del 36, las volvieron a perder según un reciente libro sobre las mismas, publicado por dos profesores de la Universidad Juan Carlos I de Madrid y que nadie ha desmentido. Por eso creo que va siendo hora de que nos guiemos por la verdad de los hechos y no por la venganza republicana.
Gracias por tu comentario, Víctor. Como siempre interesante. Un abrazo.
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Querido Juan Fran, totalmente de acuerdo con tu artículo, únicamente me chirría bastante cuando haces la comparación de los que se sentaron y consiguieron sacar adelante, los pactos de la moncloa, diciendo, es como si ahora se sentarán Aznar y Otegui.
La diferencia es que Otegui y sus secuaces, no aceptan nuestra Constitución, no han pedido perdón a sus víctimas, y lo único que les guía con sus pactos y apaños, es resquebrajar cada vez más, nuestra Constitución y nuestra Nación. Entonces y después de una sangrienta contienda civil, todo el mundo cedió para lograr algo bueno para todos, ahora, con estos asesinos que no se han arrepentido, sino que se vanaglorian de sus asesinatos, sería imposible que se diera otro consenso como el de los Pactos de la Moncloa.
A lo mejor queremos decir lo mismo, pero es que solo oír el nombre de este c…,ne pone de mala leche
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La improbabilidad de ese encuentro supuesto lo menciono como ejemplo de un disparate que nuestra Gobierno social-comunista nos vende como algo normal y aceptable. El señor Otegui y compañía me repele tanto como a ti y desde luego no tiene justificación alguna. Con los herederos del terrorismo vasco no se pude tratar, ni negociar. de ninguna de las maneras.
Gracias Paco por tu comentario. Un abrazo.
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Magnífico artículo. Más allá de las innumerables batallas oídas desde pequeño en mi entorno «uniformado», debieron de ser años de una extraordinaria dificultad, imposible de cuantificar si no se estuvo, lo más al sur, en el tajo. Gloria a aquellos que dieron su vida por «HASTA EL ÚLTIMO» de nosotros. Por los Oteguis, Pagazaortunduas, Iglesias y hasta algún Jesuita, TAMBIÉN…pese a que entonces siquiera lo imaginaran. Propongo cumplir con nuestra deuda moral…y luchar por hacer pasar a todos esos por caja. Un abrazo.
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Realmente a
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Realmente aquello fue duro, muy duro y en todos los órdenes sociales. Había mucho en juego y una España dividida en dos partes antagónicas. Solo la determinante decisión real de caminar hacia una democracia y el sacrificio de los dirigentes políticos, hizo posible ese milagro español que asombró al mundo y que todavía se estudia en las mejores universidades del mundo -especialmente norteamericanas- como ejemplo a seguir para transformar una sociedad protegida a otra libre y democrática.
Gracias por tu comentario, José Manuel. Un saludo.
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