LA IMPORTANCIA DEL EMPLEO EN LA VIOLENCIA DE GÉNERO.

Hoy domingo, se celebra el Día Internacional de la Violencia contra la Mujer. Se trata de exponer uno de los mayores problemas estructurales a los que han de hacer frente las sociedades actuales. La violencia de género ha trascendido ya el ámbito privado para convertirse en un problema social de primera magnitud.

En los últimos años, los casos de violencia de género están contando con una difusión mediática real y mostrando la persistente desigualdad entre hombres y mujeres. Esta creciente conciencia social ha servido para articular -durante la última década-  una serie de instrumentos policiales, judiciales y asistenciales para hacer frente a este fenómeno, así como de estímulo para que las víctimas puedan romper su silencio.

Las cifras oficiales reflejan ya un comportamiento favorable del mercado laboral con datos esperanzadores en materia de empleo. El estallido de la pasada crisis económica y la consiguiente falta de expectativas profesionales han mermado la confianza de las mujeres a la hora de interponer la correspondiente denuncia debido al temor a no poder salir adelante por sí mismas, por encontrarse gran número de ellas desempleadas o trabajando en la economía sumergida .

A partir de 2.014, coincidiendo con la recuperación económica, las denuncias de las mujeres comenzaron a crecer paulatinamente. La reactivación económica podría estar relacionada por detrás de este incremento al potenciar la confianza de las víctimas en un empleo que les permitiera ser autónomas e independientes.

La progresión de denuncias podría considerarse positiva en la medida que cada vez afloran más casos de violencia pero al mismo tiempo manifiesta el gran peso que sigue teniendo esta lacra en la sociedad. Tanto los poderes públicos como las empresas privadas, tienen la gran responsabilidad de dar respuesta al cada vez mayor número de mujeres que piden ayuda para acceder al mercado laboral.

Resultado de imagen de la importancia del empleo en la violencia contra la mujer

Con arreglo a los datos que facilita el Consejo General de Poder Judicial, que es el órgano de la administración encargado de las víctimas de violencia de género, las denuncias serían : 123.725 en el año 2.015 ; 134.462 en 2.016 y 166.260 en 2.017. Todo esto sin olvidar que, la Fiscalía General del Estado hizo en 2.015 una macro-encuesta que fijó en un 65 % la cifra oculta ( casos sin denunciar ) al tiempo que indicaba que solo un 1,44 % de las denuncias fueran presentadas por familiares o amigos, pese a que el 81 % de las víctimas afirmaban haberles comentado su situación.

Según el Informe presentado por la Fundación Adecco, el pasado lunes, día 19 de los corrientes, sobre la relación entre desempleo y violencia de género, en una encuesta realizada a 500 víctimas : el 65 % de ellas estaban desempleadas y el 16 % trabajaban en condiciones irregulares. De las desempleadas, el 58 % era de larga duración, es decir, llevaba más de un año sin encontrar trabajo.

Continúa el citado Informe afirmando que, en muchas ocasiones, es la propia violencia de género la que aleja a las víctimas del mundo laboral, debido al bloqueo de acceso al trabajo que ejerce el agresor, conduciéndolas a una espiral de aislamiento que deriva en grandes dificultades para encontrarlo. También puede ocurrir que, el hecho de no ser económicamente independiente, pueda alargar el sufrimiento de la víctima.

Y añade que, el desempleo y los trabajos irregulares, conducen a 8 de cada 10 mujeres a la exclusión y a la pobreza. Por ello, el empleo se alza como recurso clave para hacer frente a la violencia de género, aumentando así su confianza y autoestima y contribuyendo de manera importante a la recuperación integral de las mujeres, ya que al no tener ingresos propios y depender económicamente del agresor , temen encontrarse solas, sin recursos y perder la custodia de sus hijos.

 

3 comentarios sobre “LA IMPORTANCIA DEL EMPLEO EN LA VIOLENCIA DE GÉNERO.

  1. Antes de dar mi opinión al respecto, quiero decir que siempre ha tratado a la mujer con la misma consideración y respeto que a un hombre. Simplemente así: ni mejor ni peor. Añadiré que me molesta esos comentarios que, a veces, he oído en grupos de conocidos, cuando una chica de buen ver está cerca, como «mira que tetas tiene» y cosas así. No me gusta y les he reprendido, pues denota una falta de respeto hacia alguien que no conocen. Igual diría respecto a comentarios irrespetuosos al paso de un desconocido homosexual, cojo, obeso, disminuido, o lo que sea. Pueden pensar lo que quieran, pero expresarlo de modo soez denota, entre otros, mala educación.

    Dicho esto, y entrando ya en materia, creo que toda esta nueva corriente respecto a la igualdad hombre/mujer, feminismo, violencia machista, etc es simplemente, UNA GRAN MENTIRA, «creada» por la llamada izquierda, con fines espurios tales como obtener rédito político, electoral, subvenciones, y otras prebendas. Así de claro, una tomadura de pelo.
    Una oscura y obscena manipulación de ciertas masas-ingenuas y cómplices ellas- con fines ajenos a las propias reivindicaciones. Siempre es el mismo fin: El «no a la guerra», el «nunca mais», «los indignados», los colectivos LGTB, incluso la primavera árabe. Y ya, en clave española, no hablo de la moda absurda y grotesca de «amigos y amigas», «ministros y ministras», etc (curioso: El color de las pancartas de las «manifas» feministas y cia es el mismo que el de Podemos. Ahí lo dejo).
    El verdadero trasfondo, el fin último, como en casi todo movimiento de este tipo, es político, es decir: LA LUCHA POR EL PODER.
    En este caso, la izquierda, como ya no tiene el gran y falso mito de la igualdad como objetivo-ya se vio el resultado en la URSS y aún en Centro América-tiene que reinventarse, inventarse otros para sobrevivir. Y ahora tocan estos. Mañana serán otros.
    Una de las pruebas de esta falacia manipuladora es que, a pesar de todo el «gasto público» -es decir, de todos-las cosas siguen igual. El número de muertes domésticas, de violaciones, etc no ha cambiado casi nada.
    Con esto no quiero decir que sea malo el reivindicar, claro que no. El progreso de la sociedad, lento él, se debe a estas cosas. De otro modo, aún estaríamos en la Edad Media.
    Pero no hay que confundir los cambios importantes- la Revolución Francesa por ejemplo- que dio origen al concepto de República (Estado moderno) frente a la Monarquía absolutista medieval donde el poder venía de Dios a través del monarca, con estas pequeñeces del «me too», «no es abuso, es violación», y similares.
    Saludos.

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    1. Estimado José Manuel : coincido contigo en lo básico de tu exposición y añadiría algo más. Durante toda la existencia de la Humanidad, la mujer ha tenido un papel complementario al hombre y viceversa. Son distintos y por eso cada uno hace su aporte a la convivencia y a la reproducción. Con la incorporación de la mujer al trabajo externo -fuera de la tradicional ama de casa- aparecen nuevos problemas de relación que el hombre moderno acepta pero que ha costado siglos conseguir. Y entonces aparece el feminismo como movimiento azuzado por esa izquierda que como tú bien dices ha visto sus tradicionales objetivos superados por los enormes avances en educación. Y entonces aparece el feminismo como ideología y ya ha contaminado todos los avances que las mujeres han conseguido merecidamente. Y llegamos a los extremos de conculcar todas las normas que regulan y distinguen esa relación natural hombre-mujer, como las barbaridades gramaticales, discriminaciones positivas y toda esa literatura barata confeccionada al efecto y todo ello nos lleva al esperpento y al ridículo. Y volvemos a radicalizar porque nuestra izquierda salvadora y transformadora de la sociedad no termina de aceptar que sus planteamientos mostraron su verdadera cara con el hundimiento de la merecidamente extinta Unión Soviética y la constelación de Países del Este que su bota no dejaba de oprimir.
      Gracias como siempre por tu comentario. Un abrazo.

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