EL DÍA QUE ETA PERDIÓ LA CALLE

Se buscaba un símbolo sencillo, algo a lo que la gente se sumara con facilidad y que incluso pudieran hacerlo en su casa. Lo importante era ofrecer una respuesta permanente ante una vulneración de los derechos humanos tan grave como era el secuestro del empresario Julio Iglesias Zamora, a manos de ETA. Así nació » el lazo azul » , del que ahora se han cumplido veinticinco años.

Diez centímetros de tela, con la forma de una A ( de askatu, libertad en euskera ), que hizo despertar a miles de personas y cogió por sorpresa al entramado de la banda terrorista, que vió tambalear su hegemonía en la calle, aunque nadie se planteaba cuál iba a ser la repercusión social. « El lazo azul » sirvió para mostrar lo que estaba ocurriendo. Se vieron muchos « lazos » dentro y fuera del País Vasco y era un paso individual que cuando se daba, ya no había vuelta atrás.

La ya desaparecida organización civil y voluntaria, Gesto por la Paz, autora de la idea, organizó un encierro en su sede de Bilbao, donde la gente elaboraban lazos para dar salida a la demanda, que era mucha. De hecho, esta coordinadora pacifista tuvo que pedir imperdibles y tela a Barcelona, porque se había agotado en las mercerías de la capital vizcaína. Incluso recibieron peticiones desde diversas residencias para decirles que, si les mandaban la tela, ellos hacían los lazos.

El detonante de este movimiento social fue el secuestro del industrial citado, debido a su negativa a pagar el denominado « impuesto revolucionario » ( cantidad de dinero establecida por la organización criminal según la información  recabada ). Fue abordado por un comando etarra, en el trayecto de su casa a la empresa Ikusi, situada en las afueras de la ciudad de San Sebastián.

Permaneció retenido entre el cinco de julio y el veintinueve de octubre de 1993. La banda armada lo había intentado antes con su tío Angel, pero los terroristas cambiaron de objetivo al no ofrecer su plan, plenas garantías de llevarlo a cabo con éxito, debido a sus múltiples dolencias.

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A lo largo del secuestro, Gesto por la Paz impulsó la creación del « lazo azul » y todo un calendario de movilizaciones. Incluso participó en la creación de la Plataforma Pro-Liberación del empresario. Personas desde todos los ámbitos de la sociedad vasca, como deportistas, cantantes, políticos e intelectuales; asumieron una responsabilidad activa como pocas veces había ocurrido hasta entonces.

Los poco más de trescientos trabajadores de la empresa Ikusi, también se volcaron en la campaña del « lazo azul «. Solo en los cuarenta y nueve primeros días de cautiverio del empresario, repartieron más de cien mil distintivos ( 110.000, para ser exactos ). El once de septiembre de 1993, más de ochenta mil personas recorrieron las calles de San Sebastián para pedir la liberación de Julio Iglesias Zamora. Para la historia ha quedado el cartel amarillo, con dos trazos azules, obra del universal escultor vasco Agustín Ibarrola.

Llevar esa «A» prendida en la solapa fue un gesto de responsabilidad, pero también de valentía. Desde el entramado de ETA se reaccionó con dureza contra quienes se sumaron a esta iniciativa. Por primera vez la calle no fue de ellos. E incluso fracasaron  en su intento de crear un « lazo verde «. Una de las víctimas más conocidas de aquélla campaña intimidatoria fue el periodista José María Calleja, que por aquel entonces presentaba un programa en la televisión vasca, que no dudó salir en antena con » el lazo azul » en la solapa y las presiones internas no se hicieron esperar, pero él no cedió.

Más tarde, un poco antes de las elecciones municipales de 1995, se distribuyeron imágenes del periodista en forma de carteles, bajo el título « los asesinos llevan lazo azul » y finalmente fue destituido. Los primeros en celebrarlo fueron los seguidores de la entonces Herri Batasuna, antecesora de la actual EH Bildu.

El empresario fue puesto en libertad por ETA, cuando pagó el correspondiente rescate, ( se habló de entre 500 a 800 millones de las entonces pesetas ), el veintinueve de octubre de 1993. En una comparecencia pública, acompañado de su mujer y sus tres hijos, Iglesias calificó de « torturadores » a los terroristas que lo vigilaban y de « ataud pintado de blanco «, el habitáculo en el que estuvo recluido.

Pero la campaña de secuestros de ETA continuaba. Los ciudadanos volverían a prenderse » el lazo azul » para reclamar la libertad de José María Aldaya, José Antonio Ortega Lara, Cosme Delclaux y Miguel Angel Blanco.

10 comentarios sobre “EL DÍA QUE ETA PERDIÓ LA CALLE

  1. Recuerdo, como si fuera ayer, aquellos telediarios con esas manifestaciones multitudinarias llenas de pancartas con los lazos azules y la canción de jarcha…»libertad, libertad, sin ira….»

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  2. ETA: Un buen puñado de medio-locos llenos de odio (2 componentes necesarios, o quizá uno, pues el odio sin fundamento es, en sí mismo, una patología), con bastante encubrimiento social inexplicable-al menos para mí, triste mortal- en el llamado «país vasco», sobre todo en los pueblos pequeños; y que, al parecer, cansados y exhaustos de tanta policía detrás, incluida la francesa, y de que los apoyos del pueblo-su pueblo- estaban a la baja, se han aburguesado…
    Se dieron cuenta de que «si no puedes vencer a tu enemigo, alíate con él», y se metieron a políticos: Se vive mejor, sin tanto estrés, viviendo cómodamente del Erario, en lugar del impuesto revolucionario. Debían de estar cansados, y claudicaron. Usaron la inteligencia…ya son ciudadanos de bien. No creo que vuelvan a las andadas, pero su odio al, según ellos, «Estado opresor», sigue intacto. Las enfermedades mentales no se curan, se palian.
    Seguro que, cuando pasen cerca de un policía, un guardia civil, o un militar, se «acuerdan» de toda su familia. De eso creo que nadie tiene duda, pero hay que cerrar página.
    En cualquier caso, ETA parece que se ha acabado. Ahora está el separatismo versión 5.0: Cataluña, Valencia, Baleares, Galicia…y País Vasco (me olvidaba). Todo mas sutil, las guerras ya no se ganan a tiros, los métodos han cambiado. Estamos en otra época, otro siglo.

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  3. Querido amigo, acabo de leer tu artículo sobre Eta, sé que lo viviste en tus carnes y tuvo que ser muy duro, más que por ti por tu familia.
    Tengo grandes amigos en Bilbao, gente de paz (no como el asesino Otegui al que pagamos con nuestros impuestos), y trabajadores responsables, mi amistad con ellos viene de lejos, y te puedo decir que necesitaban salir de allí, con la escusa de vacaciones para respirar libertad.
    En mi opinión se ha dado un tratamiento de digamos nacionalistas, a una banda de mafiosos-terroristas a los que sólo había que perseguir, con la misma dureza que ellos usaban.
    Sé que no es políticamente correcto, ni siquiera posible en democracia, pero recuerdo cómo se acobardaron (por qué son muy cobardes), cuando les pusieron bombas a ellos en sus coches.
    Hoy gracias al buenísmo y el miedo a perder el bien pagado puesto, de algunos políticos, vemos a asesinos con muchísimos años de condena, pasearse por las calles y recibir homenajes por parte de dirigentes de Ayuntamientos.
    En un comentario sobre tu artículo, leo que los terroristas no volverán a las armas, espero que así sea, pero tendrá que ser a un alto coste, ya que cualquier nacionalista, lleva en su ADN conseguir la independencia al precio que sea.
    Hoy en día siguen llenando de banderas inconstitucionales por todos los pueblos, y las autoridades lo consienten, para mi eso es echar gasolina al fuego.
    No me quiero alargar más en mi comentario, aunque mis opiniones más duras me las reservo. Me gusta mucho aquella tierra y la mayoría de sus gentes, pero creo que nunca podrán disfrutar de la libertad que tenemos nosotros. Un abrazo sincero.

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  4. De adolescente viví a través de los medios de comunicación aquel secuestro, y recuerdo los lazos azules y cómo un gesto tan sencillo activó a toda una sociedad que interiorizó el problema y le dio visibilidad..
    También de niña recuerdo a mi padre maldecir a ETA con palas que nunca mencionaba…y eso, a mis cuatro hermanos y a mí nos hacía sentir que hago grave pasaba.
    Cuánto sufrimiento..cuánta impotencia y rabia contenida..
    Y la lección sin aprender, ahora a la inversa, con lazos amarillos…
    Juan Francisco, un gran artículo con sentimiento, enhorabuena.
    Un saludo

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