LOS RETOS POLICIALES DE LA EUROPA DEL FUTURO ( 3 ): DE LA BAJA DEMOGRAFÍA A LA INMIGRACIÓN.

La conjunción del envejecimiento de la población y la contracción de la fuerza de trabajo interna, va a acarrear a Europa consecuencias drásticas. Si no se toman medidas, se traducirá en una presión insostenible sobre los sistemas de pensiones, de sanidad y de protección social y en unos resultados negativos para el crecimiento económico y la fiscalidad. Si Europa se toma en serio el tránsito hacia una sociedad del conocimiento, los esfuerzos para mejorar la eficiencia económica y elevar las capacidades de la población existente, deben de completarse con medidas activas para hacer frente a este desafío demográfico.

Además, debe incluir un esfuerzo concertado para hacer de la Unión Europea un destino atractivo para los inmigrantes. Sin la inmigración, la Unión Europea será incapaz de hacer frente a la escasez futura de la mano de obra y de capacidades. Quedaría asímismo mermada su diversidad cultural y experimentación, requisitos indispensables de la creatividad y la innovación.

Europa combina los extremos demográficos de una esperanza de vida muy elevada y una tasa de fertilidad muy reducida. En la mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea, la esperanza de vida -en la actualidad un promedio de 80,1 años- aumentará de 15 a 20 años en el transcurso de este siglo. Considerando que cada mujer da a luz una media de 1,5 hijos y que cada vez más mujeres renuncian por completo a tener hijos, la población de Europa envejece y su fuerza de trabajo nacional desciende.

Teniendo en cuenta que la edad media de jubilación en Europa es de 65 años ( aunque con tendencia al alza ); si no se toman medidas compensatorias en los próximos 40 años, el coeficiente de de población activa/población inactiva caerá en picado, quedando cuatro trabajadores contribuyentes para mantener a tres jubilados. Es necesario actuar urgentemente para compensar esa tendencia negativa.

Aún cuando se cumplieran totalmente las medidas internas cuyo objeto es impulsar la participación en el mercado laboral, serían insuficientes para compensar plenamente las consecuencias del cambio demográfico sobre la futura oferta de mano de obra. La realidad prevista para el año 2050 es que de darse una improbable falta de inmigración y con cifras constantes de participación en el mercado de trabajo, la mano de obra en la Unión Europea se reducirá unos 68 millones de trabajadores. Dado que no todos los inmigrantes pasan a ser personas económicamente activas para colmar la brecha sería necesario un aumento neto de unos 100 millones de personas.

Si se pretende ser realista, un incremento limpio tan importante a lo largo de los próximos 40 años no es ni probable, ni necesariamente deseable. No obstante, la mano de obra inmigrante será parte de la solución a las futuras carencias de fuerza laboral y capacidades de Europa y la Unión Europea por eso tendrán que desarrollar un planteamiento anticipatorio de la inmigración.

En términos generales, es necesario que Europa cambie de actitud. Muy a menudo, la inmigración se percibe como una carga que se soporta más que como una oportunidad que aprovechar. En este sentido, Europa tiene mucho que aprender de Australia, Canadá y los Estados Unidos; países con los que compite directamente en lo que se refiere a atraer inmigrantes cualificados. A partir de la experiencia de estos países, la Unión Europea tiene que desarrollar una política común de inmigración con el fin de atraer a los inmigrantes más preparados, con más talento y más motivados. Y a la vez, tomar medidas para impedir las pérdidas de capital humano en los países de procedencia de la emigración.

Una política común de inmigración para la Unión Europea debería de establecer una estrategia particular, de medio y largo plazo, para dirigirse a los inmigrantes más competentes. Debería poder accederse -fácilmente- a una información clara que promueva las ventajas de establecerse en Europa. Es necesario también contar con un planteamiento común, respecto de unos criterios también comunes para la aceptación de inmigrantes ( sistemas de puntos o de evaluación ) teniendo al mismo tiempo en cuenta las necesidades particulares de cada uno de los Estados miembros.

Aún así, Europa solo será un destino atractivo para los inmigrantes capacitados si estos se sienten aceptados; pueden acceder al mercado de trabajo oficial y tiene la posibilidad de crear sus propias empresas. Son necesarias unas iniciativas de integración de largo alcance en los distintos niveles administrativos de la Unión Europea y de los Estados miembros, particularmente en el nivel local que a menudo, es el mejor situado para determinar y atender las necesidades de las poblaciones, tanto inmigrantes como autóctonas.

Una vez establecidos legalmente en la Unión Europea, los inmigrantes deben gozar de los mismos derechos sociales que los ciudadanos de la Unión Europea. El potencial de las poblaciones inmigrantes presentes de aumentar notablemente la participación en la población activa debe de explotarse mediante inversiones en el aprendizaje de la lengua, la formación profesional y la educación general, junto con estrategias de la lucha contra la discriminación. Estas estrategias deben de eliminar todas las formas de discriminación contra los trabajadores inmigrantes y sus familias.

Al aplicarse a un espacio territorial en buena medida sin Fronteras Interiores, el funcionamiento adecuado de una política común de inmigración, necesita un sistema fiable de gestión de sus Fronteras Exteriores que incluya un sistema coordinado de expedición de visados a los nacionales de terceros países.

Decenas de millones de nacionales extracomunitarios, cruzan cada año las Fronteras Exteriores de la Unión Europea por lo que es esencial mejorar los mecanismos de control y verificación dentro de la propia Unión Europea. Esto garantizará que la carga de los controles migratorios no se desplace unilateralmente hacia las Fronteras Exteriores y por tanto hacia los países que las vigilan.

6 comentarios sobre “LOS RETOS POLICIALES DE LA EUROPA DEL FUTURO ( 3 ): DE LA BAJA DEMOGRAFÍA A LA INMIGRACIÓN.

  1. Querido Juan. Tu artículo, como siempre tan acertado, comenta una realidad en el aspecto económico. Si me permites, yo añaridia la problemática social, que también resulta una problemática. Desde hace años observo que los pequeños barrios y pequeñas aldeas pierden su identidad cultural. Se pierde la costumbre de salir a la calle a tomar el fresco con los vecinos, los niños no juegan en la calle, se pierden las costumbres religiosas y tradicionales. Conozco el caso de pueblos pequeños de Murcia en el que sus habitantes tienen que emigrar a otros lugares porque se sienten en un contexto diferente al que habían nacido. Esto supone un efecto dominó, se va un vecino y el resto también piensan en irse. Incluso, hay colegios en los que hay más número de migrantes que autóctonos, lo que supone que la programación educativa esté especialmente enfocada a estos emigrantes, como las materias religiosas, idioma, etc. Me pregunto, incluso, si en el futuro se prohibirá las fiestas de la Semana Santa o los moros y cristianos, etc.
    ante la posible ofensa que pueda ocasionar este tipo de desfiles públicos.

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    1. Planteas problemas muy importantes y muy sintetizados a los que te voy a dar mi opinión. La España vaciada es una tendencia crónica desde los visigodos. Los pueblos no pueden atender a todos sus hijos y se marchan a las ciudades en busca de oportunidades. Tú y yo somos un buen ejemplo. Corresponde a los Gobiernos frenar este proceso dotándolos de las infraestructuras mínimas que permitan quedarse con tu familia y que la diferencia con las ciudades no sean tan abrumadoras.
      Con respecto a la inmigración es un fenómeno imparable y en nuestro caso deseable. El censo de habitantes en España de 2.022 es positivo gracias a la inmigración porque no se realizan políticas de natalidad y así los números no salen y peligra hasta nuestra propia existencia como europeos.. La combinación de ambos conceptos sería lo deseable y nos salvaría.
      En cuanto a la alteración de nuestras costumbres y tradiciones por la presencia de inmigrantes, se lo atribuiría más a la política que están siguiendo nuestros Gobiernos socialcomunistas empeñados en transformar nuestra sociedad sin decirlo y sin autorización para ello. Hecen una ley trans para España pero silencian la persecución que sufren en los países islámicos. Idem sobre la igualdad de las mujeres, piensan cómo las tratan los musulmanes y aquí se silencian esos atropellos. A

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  2. Como de costumbre una acertada exposición. La verdad que se avecina (en realidad ya se está vislumbrndo) un importante problema que sufrirán nuestros hijos, nietos y bisnietos. Yo creo que la Unión Europea solo tiene el nombre, la verdad es que cada Estado contempla el fenómeno de la inmigración de forma diferente y en virtud de sus propias necesidades, a los del Norte poco les importan los problemas de los del Sur, de esa forma no llegarán a una verdadera política común. Otro problema es la clase de inmigración que por desgracia nos llega tanto a España como al resto de Europa. Inmigrantes que llegan vulnerando fronteras, faltos de preparación, con costumbres alejadas de las europeas y lo que es peor, sin la más mínima intención de integrarse en los mismos. Lo ideal, inmigrantes cualificados, pero la procedencia no ayuda en esa faceta.
    Por otro lado, es cierto que faltan verdaderas políticas que incentiven la natalidad, al contrario, vamos en sentido opuesto y no se ve ninguna intención en revertir el proceso, al menos mientras dirijan el país éstos socio-comunistas progres, favorecedores de la inmigración incontrolada y contrarios a incentivar la natalidad. Es mi humilde y no tan docta opinión. Un saludo.

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