La lucha contra la violencia de género de la Policía, es responsabilidad de un grupo especializado : la Unidad de Familia, Mujer y Menores ( UFAM ) , integrado en las Brigadas de Policía Judicial. Su trabajo básico consiste en decir a las víctimas –siempre que sea mujer– que hay una salida y que tienen apoyo externo a su familia.
A veces, complican la investigación diciendo que no ha pasado nada y es necesario recurrir a los testigos. Hay casos en los que no hay un trasfondo de violencia, sino un hecho concreto con el que explota, bien por una separación conflictiva o por una borrachera. Si hay lesión, hay delito. La agresión física es una característica del maltratador que quiere a su víctima de forma enfermiza.
Los casos más complicados que atienden son los relativos a la violación porque afectan a la intimidad más privada. No es fácil romper el hielo inicial para que las víctimas cuenten el desarrollo de los hechos y a veces tienen que hacerlo sin que haya a mano una mujer policía. La experiencia indica que hay que empezar por establecer un mínimo de empatía para que vea que está tratando con especialistas que quieren ayudarle.
Para valorar el riesgo de la incidencia, disponen de una herramienta consistente en una batería de preguntas comunes a las que añaden cada elemento específico. Ahora se va a reformar para que se pueda predecir un crimen, sin que la escala de violencia siga un patrón. Se pretende incluir nuevas preguntas para detectar estas situaciones que derivan de un hecho puntual, como puede ser en el marco de un proceso de divorcio o en la pérdida de un trabajo y acaban en una muerte.
Como entendidos en esta materia, afirman que lo que está fallando para que siga habiendo tantas muertes, año tras año, es la educación. Hay que educar en la igualdad de género desde la infancia. El problema para la Policía es que actúa cuando ya ha ocurrido el hecho delictivo y para valorar el riesgo de que esto no ocurra, faltan unidades de valoración forense y equipos psicosociales, tanto a nivel policial como judicial. También hay que estudiar al maltratador para ver tipologías.
En violencia de género, hay mucha leyenda en lo que se refiere a las denuncias falsas. A nivel policial son muy escasas y el Consejo General del Poder Judicial las ha establecido en el 0,01 % . Lo que sí hay son muchos » archivos » por falta de indicios, la escasa colaboración de la víctima y su derecho a no declarar. En la Comisaría sí declaran pero en el Juzgado no lo hacen y en bastantes ocasiones, ni acuden, bien por miedo o por el vínculo emocional. Aquí debe de estar el error, al contabilizar esos » archivos » como denuncias falsas.
Hay que puntualizar que, la agresión de una mujer a un hombre, no se considera violencia de género, sino violencia doméstica. La distinción se debe a que detrás de la violencia hacia la mujer, hay una tradición cultural de siglos en la que la mujer ha estado siempre en condiciones de inferioridad.
Ocurre igual con las parejas del mismo sexo, en las que al no haber desproporción de género se tramitan como violencia doméstica. Por eso hay que diferenciar entre sexo y género. El sexo es algo con lo que te dota la naturaleza humana pero el género se crea en la educación.
El tema “violencia de género” se trata como si fuera delincuencia organizada. Es decir, no hablamos de ello como de un caso puntual, se repita una vez o setenta y ocho. Si Juan López (perdónenme los juanes lópeces) mata a su mujer, llamada Micaela Pérez, no decimos “Juan ha matado a Micaela”, sino: “La violencia machista ataca de nuevo: otra mujer muere a manos de su marido”, con lo cual nos imaginamos un marido ANÓNIMO, sin rostro, sin profesión, sin hábitat, etc., porque lo que pretendemos es EXTRAPOLAR de “término Juan” a “término marido”, y aquí, claro, ya no se trata de juanes lópeces, que hay pocos cientos de miles, sino que se trata de maridos, y ahí… hay millones y también estoy yo. Como cualquier marido puede matar a su mujer (incluso si aquél es ciego, no tiene brazos, o suma 99 abriles, como hace días ha ocurrido al parecer), y el “machismo” es algo DIFUSO, subjetivo, no muy bien acotado… échome a temblar. A veces pienso que YO TAMBIÉN puedo ser un verraco pendenciero, no me hago a la idea, pero es que no me conozco bien, y he de meditar la situación. Puedo acercarme tembloroso a cualquier comisaría, cuartel o centro de salud, y pedir que me pongan una pulsera, con gesto compungido, pero pueden contestarme de forma airada, diciéndome que sí, que SOY UN MACHISTA CRIMINAL, pero aún EN POTENCIA, en fase larvaria. Me falta la ocasión, un chato de más por mi parte, un capricho de más por la suya (un foulard, véase), y está liada.
Porque machista sí soy, a fe. Un día, de esos tontos y odiosos en que nos “juntemos” los amigos y nuestras mujeres, o las amigas y nosotros los maridos, uno de ELLOS vino a decir, no bien sentados, que yo era machista. No, miento: Muy Machista. Y lo decía con la soberbia que da el tener razón. Estaba a punto de sollozar gemebundo, de protestar conejilmente que no, que no soy machista (a pesar de pensar cabritamente que sí, que sí lo soy). Pero vino a salvarme mi mujer, que con amor fue tratando en vano de desmontar tamaña injuria. Fue imposible: en una hora larga de reloj cayeron tormentas y tormentos sobre mí, acusación va acusación viene, defensa va y defensa viene. Y así consumimos dos o tres malditos vinos.
¡Ah!, se me olvidaba. LA ESPOSA del abogado de la acusación no abrió la boca. EN TODA LA TARDE. Con lo que tendría que contar, pensamos la almohada y yo.
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Me parece muy acertada tanto tu reflexión como la anécdota, Ambas reflejan una realidad cotidiana del pensamiento único que nos ha impuesto esta izquierda totalitaria que nos gobierna de cuando en cuando y que la derecha no se entera para corregirlo cuando les toca a ellos gobernar. Se trata de modificar esa desigualdad entre el hombre y la mujer que propugna la ley específica y que -en mi opinión- es contraria a la igualdad de ambos establecida en nuestra Constitución. El ínclito Alfonso Guerra reconocía hace unos dias en unas declaraciones públicas que habían conseguido un pronunciamiento favorable del Tribunal Constitucional gracias a las enorme presión política que habían ejercido sobre los componentes del mismo. Lamentable, pero cierto.
Una vez más Víctor, gracias por tu comentario. Un saludo.
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Vivimos tiempos algo convulsos donde se está todo desvirtuando por presiones políticas, en particular por la llamada, genéricamente, «izquierda». Esto de la violencia machista es un asunto mas de la lista. La policía, como siempre puesto que es su obligación, a cumplir–a veces a su pesar, pues ellos ven de cerca la «realidad»–los protocolos establecidos. No queda otra.
A partidos como Vox, cuando hablan de ello con cierta sensatez y cordura y dicen que ya nuestro código civil o penal ya es suficientemente prolijo y no hacen falta mas leyes en este asunto, se les tacha de todo y no precisamente bueno,,,jeje,,,aún así, su número de diputados crece…
No niego que la sociedad española es algo machista, está un poco en su cultura; pero no es menos cierto que otras europeas–tan educadas ellas–también lo son, aunque, eso sí, lo disimulan algo mas pues en la «vieja Europa» hay mucho cinismo disfrazado de buenas maneras. Después, te llevas «sorpresas» cuando todo eso se desata y aparece el «animal humano»….Curioso que los datos de muertes de mujeres en Alemania y Francia, entre otros, son bastante altos en el ranking.
Si seguimos así, en nuestro país tendremos que utilizar unos formularios para denuncias cada día mas complejos: parejas de gays, lesbianas, trans, mixtas español/extranjero, parejas de hecho, matrimonios, etc
La sociedad está cambiando a buen ritmo…lo qué no sé es si para mejor o peor. Seamos optimistas y pensemos que es para lo primero, aunque tengo serias dudas.
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La mal denominada violencia machista no es más que uno de los puntos a los que se agarra nuestra izquierda a falta de otras referencias tradicionales que ha perdido como la lucha de clases, la desigualdad, el ateísmo, etc. Una vez que se abrió el» telón de acero » y se vio como era el paraíso socialista de verdad, tuvieron que buscar otros indicadores para mantener viva su ideología por eso ahora se refugian en la» discriminación positiva» ( que horror de expresión ) de la violencia como si esta tuviera género, el cambio climático, la inmigración descontrolada, etc. Es decir, nos encontramos ante una ideología que lucha por sobrevivir en un mundo que ya no dirige, que no es vanguardia de nada y en el que trata de sobrevivir – y si no, miramos a nuestros homólogos europeos-. No se puede admitir, por otro lado, que una ley vulnere nuestra Constitución que deja bien claro que todos -hombres y mujeres- somos iguales ante la ley.
Como siempre, José Manuel, gracias por tu comentario. Un saludo.
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Desearía se me aclare el asunto de denuncias falsas, algo con lo que ha habido mucha demagogia interesada por–entre otros– parte de todos los partidos políticos y también de los medios, redes sociales, etc.
Recuerdo haber leído en alguna parte–creo que fue en un comentario de un lector en las redes– que solo se contabilizan como tales aquellas contra las cuales, el denunciado ha interpuesto a su vez una denuncia contra la «supuesta» víctima por falsedad, y esta denuncia ha sido estimada por la autoridad judicial mediante las investigaciones pertinentes, sea policiales o en vista oral.
De ser así, y teniendo en cuenta la cantidad de denuncias que se archivan, según parece, por diversas razones, es normal que el porcentaje de las calificadas como falsas frente a la totalidad, sea tan bajo.
¿Es correcta mi argumentación y consideración?
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Aciertas en el concepto de denuncias falsas y por eso su número es tan bajo. Con carácter ordinario son las » inventadas » por algunas mujeres ( dentro de una relación afectiva actual o pasada ) para hacer daño a su pareja. Si la denuncia inicial no prospera en su tratamiento judicial por causas atribuibles a la víctima,( no atiende los requerimientos judiciales, no ratifica la denuncia ante la Policía, no tiene pruebas bastantes…. ) se entiende desestimada y jurídicamente pasa a la condición de «archivada » no de falsa. Para que fuese «falsa» tendría que serlo de manera manifiesta y el hombre querer proceder contra la mujer, ganando en el juicio. De ahí su escaso número.
Espero haber podido aclarar tu duda. Un saludo.
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