El tiempo pasa muy rápido y casi sin darme cuenta este blog quiere ya empezar a andar solo porque está dejando de ser un bebé a pasos agigantados. El próximo viernes, día 12 de los corrientes ( como se decía antes ), hará un año, desde que nació en una habitación de mi casa, entre verdaderas montañas de papeles que mi esposa me recuerda -casi a diario- que cuando van a desaparecer. Casi mil visitantes mensuales lo avalan ya y la incorporación de lectores de medio mundo -gracias a la globalización que permite Internet- me llena de satisfacción.
Cuando pensaba en su creación, no me propuse una meta concreta, ni me planteé objetivos a alcanzar. Solo quería transmitir, desde la óptica profesional, aquellos temas universales de la Policía que atraen a gran parte de los ciudadanos de cualquier país, sin importar mucho el continente al que pertenecen.
Quería entretener y de paso, divulgar, dando informaciones y opiniones a los problemas mas importantes que pueda tener una organización policial y los asuntos que le afectan, de manera seria, sin dejarme llevar por la emoción del momento o lo escabrosa que pudiera ser esa cita semanal.
Evidentemente, nunca ha sido mi intención en convertir este instrumento en una especie de tribunal dogmático que dictamine sobre los límites éticos y estéticos de la Policía Española, en su sentido más amplio. Tengo toda la libertad -porque para eso estoy jubilado- para crear y ofrecer artículos u opiniones, de mayor o menor actualidad, pero siempre dentro de unas mínimas normas de calidad que me he autoimpuesto, independientemente de su contenido.
Tanto en el fondo -con rigor argumental y cierto estilo de crítica- como en la forma -con corrección y precisión gramatical- y es en este compromiso donde creo no haber transgredido ninguna norma, en ningún momento y donde he admitido la crítica -sin pestañear- a cualquier artículo mío, como enemigo acérrimo que soy al denominado pensamiento único. El resto responde al eterno debate del interés de los lectores y suscriptores.
Entiendo este blog como una criatura viva, en cuyo espacio deben de caber -por simple definición- un cúmulo de los temas policiales de actualidad. Sin olvidar que se trata de un área que no es proclive a permitirse ciertas licencias estilísticas.
También va dirigido a lectores muy variados y considero que la información de calidad, no debe de estar reñida con el contenido, dentro de unos límites racionales. El elitismo mal entendido es un concepto cargado de prejuicios y por eso no reniego de los asuntos más populares.
Hago verdaderas piruetas para no perder lo que yo entiendo como buen gusto, buscando un equilibrio -que me resulta bastante difícil- para separar lo que se enmarca dentro de tal noción tan volátil. Es muy complicado establecer una frontera ante ello. La experiencia profesional me ha demostrado como en un espacio breve de tiempo, cambian los valores sociales en materia de moralidad y de prejuicios sociales.
La búsqueda del rigor intelectual me ha llevado a preparar, concienzudamente, los temas a exponer porque siempre me ha entristecido la opinión de la envidia, de la ligereza, la improvisación y el desconocimiento. Y a veces, hasta la mala intención o la manipulación. Lucho a diario para no moverme de la moderación permanente, la investigación profunda y el constructivo sentido común.
Cuando empecé a escribir en este blog, era consciente de que me podían caer tortas por todos lados, -cosa que sigo esperando pero que aún no ha ocurrido- porque soy de los que piensan que expresar tus ideas entraña riesgo y lo acepté plenamente. No me voy a arredrar por el qué dirán o algo parecido. Lo hago con independencia de la acogida que pueda tener aunque siempre miro, lo que interpreto, como de interés general.