La cultura de la inmediatez, el deseo de obtener -de forma rápida y sin esfuerzo- el sexo sin compromiso y la oferta masiva de prostíbulos y picaderos ; han sido factores claves para que cambie el perfil de los nuevos usuarios de la prostitución que, cada vez, son mas jóvenes pese a haber nacido después de la revolución sexual que se inició en la década de los 60 del siglo pasado, alcanzar su máximo desarrollo entre 1.970 – 80 y mantenerse hasta nuestros días.
Sin tabúes, sin estigmas y hasta sin consideración, el acercamiento a la prostitución por parte de las nuevas generaciones -mujeres incluidas- resulta algo socialmente aceptado. Son muchas las despedidas de soltero que terminan en un club o con compañía de pago.
La oferta es amplia y variada y además, vista como una opción de ocio por los jóvenes que, sin reparar en la trastienda del negocio -a menudo en manos de las mafias- están contribuyendo a que el perfil del cliente se transforme y baje su edad hasta los 30 años de media.
A la mayoría de nuestros hijos y nietos, ligar les cuesta mucho trabajo y además no tienen ninguna garantía de éxito, ( aunque no sepan que siempre ha sido así ), excepto para algunos privilegiados. Piensan que tienen que darle rollo a una chica durante horas ; decirle cosas que le puedan agradar, especialmente de tipo romántico ; invitarla a unas copas o a cenar -si eres pudiente- ; y después entra dentro de lo posible que no quiera tener nada contigo o que te diga que sí para ennoviarte.
Así que muchos de ellos se van al puticlub más cercano, pagan el servicio acordado y se desahogan. De esta manera, las cosas son más sencillas. Otros desearían irse a Cuba, donde según cuentan los que han ido -o eso dicen- por un pintalabios o un par de medias, tienes todo el sexo que quieras y sin compromiso alguno..

Nuestros jóvenes, hoy en día, tienen las ideas muy claras : para qué complicarse la vida si por 50 euros puedes disfrutar de un servicio completo en un club. Quien se lo ofrece y en las circunstancias que viva la profesional que se lo presta, no le preocupa en absoluto.
Despedidas de soltero, celebraciones deportivas, cenas de empresas, cumpleaños, mayorías de edad, remates a una noche de juerga o alivio rápido tras una jornada de trabajo. Las motivaciones pueden tantas como los tipos de clientes. Pero el denominador común aparece cada vez más claro : cuanto más rejuvenece la clientela, más aumenta la visión de la prostitución como parte integrante de la oferta de ocio.
El perfil del usuario masculino de esta práctica, en España, es sensiblemente más joven que hace 10 o 15 años. Entonces era un hombre casado, con cargas familiares y mayor de 40 años. Ahora, abundan chicos de 20 a 40 años, muchos de ellos con estudios universitarios.
Parece que, lo que ha cambiado en los últimos tiempos es la percepción social de la prostitución aunque muchos jóvenes siguen todavía debutando en el sexo, a través de las meretrices. Un abanico amplísimo de ofertas, una mayor permisividad y un nivel adquisitivo más alto que antaño, hace que los chicos se aproximen a ella. En definitiva : producto abundante y asequible para todos los bolsillos. Si a eso se le añade una parte lúdica, divertida y atractiva, muchos jóvenes -sin pareja- de 20 a 25 años, no se lo piensan.

El factor grupal también cuenta. Si alguno de los amigos, ha acudido a la prostitución y transmite una experiencia positiva o incluso entusiasta, es fácil que contagie al grupo con razonamientos del tipo : es que son auténticas profesionales ; a estas puedes pedírselo sin rodeos o saben hacer muy bien su trabajo, acaban convirtiéndose en clichés que se repiten y perpetúan.
Ahora, en esta actividad alegal y muy extendida en la sociedad, entra la política y el Partido Socialista Obrero Español ( PSOE ) quiere abolirla. Durante el pasado mes de mayo, registraron en el Congreso de los Diputados una proposición de ley que pide la prohibición de un negocio que, en la mayoría de los casos, vive de la explotación de las mujeres.
La idea es encarcelar a los proxenetas y dueños de los burdeles y la clausura de los locales; fuertes multas para los usuarios e incluso, prisión si la mujer prostituida es menor de edad o en situación de vulnerabilidad. Las multas a los clientes serán, de forma general, de 12 a 24 meses -el importe por día lo fijará el juez- . La propuesta exime de toda responsabilidad a las mujeres prostituidas a quienes considera víctimas en su conjunto y a las cuales pretende extender las ayudas que ahora tienen reconocidas las víctimas de violencia de género. Nada nuevo bajo el sol aunque con algún nubarrón que otro.
Si la norma es aprobada en lo que queda de legislatura, significará el cierre inmediato de todos los burdeles españoles y el encarcelamiento de cualquiera que se enriquezca con el ejercicio de la prostitución, sea el beneficiario, un simple chulo o el dueño del local, barra americana o piso. Dará igual si las mujeres trabajan forzadas o voluntariamente. En definitiva, promover o ayudar a la prostitución, será ilegal y un delito en todos los casos. Igual que ahora pero con campaña política.

Los informes y estudios realizados hasta la fecha, sitúan a España en el tercer puesto a nivel mundial y el primero en Europa, con más clientes en los prostíbulos. También indican que, entre el 20% y el 40% de los españoles, han pagado alguna vez por tener sexo, con un notable crecimiento entre los chicos de 18 a 25 años. Las estimaciones policiales apuntan de que en España puede haber en torno a unas 40.000 prostitutas que moverían unos 20.000 millones de euros al año, convirtiendo así a España en una de las industrias de proxenetas más potentes de Europa. Y añaden que, según sus cuentas, las chicas son forzadas -mayoritariamente- al ejercicio de la prostitución y que el 80% de ellas son extranjeras, procedentes de todos los continentes y razas.
En resumen y por razones de oportunismo político, la parte socialista del Gobierno de la Nación, quiere arrebatar a sus socios populistas y comunistas, el trofeo de la abolición de la prostitución, asunto que divide al feminismo patrio ya que cuenta también con partidarios de su regularización.