Con resolver los problemas que permitieron conseguir el dinero para la construcción del Camp Nou ( Nuevo Campo ) no terminaron los favores del régimen franquista al Barsa. En 1971, el Consejo Nacional de Deportes presidido por Juan Gich, acordó conceder al club barcelonés -a fondo perdido- 43 millones de pesetas ( una enormidad para la época ) para que pudiese construir el Palau Blaugrana ( Palacio Azulgrana por los colores de la camiseta del club ) y el Palacio de Hielo.
Para tener una idea de la importancia de esta cantidad de dinero, se puede comparar con la reforma que ha realizado el Real Madrid en su estadio -el Santiago Bernabéu- con un presupuesto inicial de 575 millones de euros que al final se ha tenido que doblar ( 1.170 millones ) equivalentes a casi doscientos mil millones de las antiguas pesetas, una obra menos ambiciosa que el emprendida entonces por el club catalán.
Quince dias antes de la inauguración oficial de dichas instalaciones deportivas el 23 de octubre de 1.971, le fue entregada a Franco la medalla de oro del Palau Blaugrana ( bautizado así, en catalán ) en agradecimiento por pagar la construcción de los dos edificios. El pabellón, fue estrenado en un acto protocolario que presidió el vicesecretario general del Movimiento Nacional, Manuel Valdés Larrañaga, falangista de la vieja guardia.

El Palau Blaugrana es un pabellón cubierto con capacidad para 7.585 espectadores, donde disputan sus partidos oficiales los primeros equipos de las secciones deportivas de baloncesto, balonmano, hockey sobre patines y fútbol sala del club. Está situado en el interior del complejo que acoge al Camp Nou. Allí se ha vivido la consecución de la mayoría de las 32 Copas de Europa, 64 Ligas y 64 Copas del Rey obtenidas por dichas secciones, además de innumerables trofeos nacionales e internacionales de menor entidad.
El Palacio de Hielo tiene un aforo de 1.256 espectadores y es donde entrenan y juegan sus partidos los equipos de la sección de hockey sobre hielo. La instalación es anexa y está comunicada con el Palau Blaugrana. Ha sido escenario de diversos torneos internacionales de hockey sobre hielo y de patinaje artístico. Es el único lugar de la ciudad condal donde se puede practicar este deporte.
Tres años más tarde, la junta directiva del Barcelona agasajó nuevamente al Jefe del Estado con ocasión de la audiencia concedida por Franco a los representantes del club azulgrana el día 27 de febrero de 1974 a instancias del club. La visita estuvo encabezada por el presidente Agustín Montal, acompañado de Juan Gich y José Utrera Molina, ministro y Secretario General de Movimiento Nacional, así como los más altos cargos del deporte español y catalán, con motivo del 75 aniversario del nacimiento del Fútbol Club Barcelona.

El objeto de la visita era entregar a Franco la medalla de oro del 75 aniversario y a Utrera Molina la medalla conmemorativa de los recintos deportivos barceloneses por la contribución que el Gobierno central había hecho para sufragar los gastos para la construcción de ambos, tal y como el presidente del Barsa reconoció en el acto oficial.
Además, el Barcelona había goleado 5-0 al Real Madrid en el mismísimo Santiago Bernabéu diez dias antes y por eso sonreían tan satisfechos en la foto de la portada del periódico La Vanguardia los directivos que posaban con el Generalísimo mientras le entregaban la medalla de oro del club. ¡ Qué tiempos aquellos !.
Franco fallecía en la madrugada del 20 de noviembre de 1975 y Jaume Rosell, padre del que llegaría a ser presidente, Sandro Rosell, avisó de inmediato al empleado Eduard Combas para que mandara retirar la placa de los Caídos por Dios y por España ( uno de los lemas del franquismo ) de las instalaciones del Barsa y el busto del Caudillo que había en las oficinas del Barcelona. ¡ Amigo que no produce…!.
Querido amigo Alcaraz: Una de las mayores pretensiones de la izquierda es escribir la historia, incluso reescribirla, con el objeto de que coincida con sus intereses. Y en verdad que la izquierda ha sabido utilizar la propaganda mucho mejor y con más eficacia que la derecha conservadora. Lo que ahora se llama el relato, es decir, la historia de lo ocurrido, ha sido monopolio de la izquierda para ajustar a sus intereses una realidad incontestable y evidente, como ha sucedido con el terrorismo etarra. Para conseguir sus fines no tienen ningún escrúpulo en falsear los datos y tergiversas los hechos. Y lo más asombroso es que este tipo de historias, o más bien cuentos, es aceptado por personas que carecen de criterio propio o tienen una debilidad mental insuperable.
Un abrazo, amigo.
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Así ha sido hasta ahora y lo será siempre hasta que la deecha espabile y deje de ser tan ingenua.
Gracias por tu comentario Porfi. Un abrazo.
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