Los expertos en educación sexual, denuncian que, la formación que reciben los alumnos en esta materia en colegios e institutos, es desigual y en general, bastante pobre, lo que da lugar a que se disparen las infecciones de transmisión sexual. Es muy excepcional que, los alumnos de 1º y 2º de la Educación Secundaria Obligatoria ( ESO ), que tienen entre 12 Y 14 años, tengan alguna clase de educación sexual, a cargo de orientadores profesionales, con ayuda de los tutores. También, hay numerosos centros educativos religiosos, que ni siquiera imparten nociones básicas. La nueva ley educativa, apuesta por ampliar la formación en esta materia, pero las decisiones seguirán estando en manos de las Comunidades Autónomas y los centros educativos.
Mientras tanto, las estadísticas emiten señales de alarma. Desde el año 2.002, el uso de preservativo entre los adolescentes ha descendido en ocho puntos. El último informe del Ministerio de Sanidad sobre esta conducta, es de 2.018 e indicaba que solo el 75,4% había usado condón en su último coito. Las tasas de infecciones, han subido a un ritmo galopante durante los últimos cuatro años, entre los jóvenes de 15 a 19 años. La de sífilis ha crecido en en un 54% . La del gonococo, un 160% y la de clamidia, un 243%.
Las enfermedades descritas, pueden tener efectos graves a largo plazo, por lo que parece claro que garantizar una formación sexual suficiente es una cuestión de salud pública y un derecho de los menores. Por eso debería ser obligatoria.

Simultáneamente, el acceso a la pornografía es cada vez más frecuente y precoz. Un tercio de ellos, empiezan a verla antes de los 13 años, lo que según los expertos, alimentan falsas creencias y estereotipos negativos. La carencia de formación, se suple con la pornografía que, siendo tan accesible a edades tan tempranas, les está creando más problemas. Especialmente, el que afecta al consentimiento sexual.
Porque en el porno, nadie pide permiso a nadie y cada vez es más frecuente que, los chavales, no le den tiempo a la otra persona a decidir, si le apetece o no, una determinada práctica sexual. Las que más se quejan de ello, son las chicas. La pornografía, sin el contrapeso de la información fiable, también difunde falsos mitos y les genera complejos. Aquí, es muy fácil confundir la ficción con la realidad.
Internet, es también, una herramienta muy utilizada para aprender sobre sexo, al margen del porno. Diversos estudios, lo sitúan entre un 35 – 40% de los chavales que eligen este medio. Tampoco, es un instrumento recomendable porque abundan los bulos y falta comprensión de conceptos e ideas que han absorbido de la pornografía.
Con la educación que ha habido hasta ahora, el conocimiento de la sexualidad ha siso escaso y disperso. Con la nueva ley, parece que se preocupa un poco más aunque es desarrollo está por definir y lo más probable es que se articule como un contenido transversal y que el Ministerio de Educación publique más orientaciones sobre como plasmarlo en las clases. Lo que dejará a las autonomías y a los centros, un amplio margen para concretarlo.
Los docentes piensan que, lo transversal, es un poco etéreo porque al final depende de cada centro, en temas tan sensibles como que el que debe de procurarse, que todos los alumnos tengan una mínima formación. Piensan que deberían de sistematizarse y si no es una materia autónoma, incluirse -claramente- dentro del currículo de una de ellas.
El acceso a Internet con contenidos adultos es realmente un peligro y tiene difícil control de acceso para los adolescentes, creo que es el el principal riesgo de una mala información para adolescentes. Efectivamente sólo se puede controlar a base de una buena educación sexual. No se puede evitar su práctica más o menos precoz, pero si se puede inculcar los peligros de no usar métodos de protección que eviten enfermedades y consecuencias graves para la salud.
Apoyo completamente ese refuerzo en la educación como una asignatura obligatoria. Al final es una cuestión fundamental como otras muchas en la formación de los niños.
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Lo lamentable es que estando todos de acuerdo en que hay que cubrir esta brecha en el sistema educativo, las autoridades políticas no lo vean y adopten las correspondientes medidas correctoras. Sin embargo, siguen tolerando que personas ajenas a la educación, sin la debida cualificación y escasamente didácticos, les den a los alumnos charlas ocasionales que les llevan más a la confusión que a la necesaria explicación y formación. Una verdadera pena.
Gracias Leyre por tu comentario. Un beso.
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A tu ilustrativo artículo, he localizado un artículo que complementa al tuyo, yo en mis tiempos de juventud, estaba todo el tema sexual era tabú, mal informado por mis padres, por la sociedad y por la escuela, y por la iglesia, peor por la calle, revistas pornográficas, películas, etc.
Aquí,coloco este artículo de especialistas que he encontrado en Internet, que pueda ser de interés, aparte de esto, creo que debe darse una mejor enseñanza del tema sexual y respeto a la condición de cada ciudadano, bien sea heteresexual, bisexual, gay o lesbiana, toda las conductas sexuales deben ser respetadas, perteneciendo a la intimidad, privacidad, orientación y libertad sexual de la persona,, previamente en la formación educativa bien enseñada, por la familia, escuela y sociedad, evitando los acosos escolares,ridiculizar o exaltar la condición humana,físico y por razón de sexo de las personas, y en cada época de la vida, infancia, pubertad, adolescencia, adulto, enseñar adecuadamente , bien por la familia, seno familiar cabeza de familia, por la escuela,por la sociedad, que la condición sexual no afecte en las relaciones humanas, civiles, laborales o de confesión religiosa, de la condición sexual de cada uno, debe ser libre y respetable.
Contribuciones a las Ciencias Sociales
Octubre 2011
LA EDUCACIÓN SEXUAL EN LOS ADOLESCENTES
RESUMEN
La educación para la sexualidad es uno de los objetivos del trabajo educacional y se encuentra dirigida a la preparación estudiantil relacionada con el encuentro feliz, pleno y responsable con su sexualidad, en correspondencia con sus necesidades y las de su contexto.
Con el fin de resolver las carencias que poseen los docentes y la familia en su preparación para orientar a los adolescentes en el desarrollo de su educación para la sexualidad y de forma particular en la asunción de los cambios psicosexuales que se operan en su personalidad con una visión integral, las autoras de este trabajo proponen un sistema de acciones para la educación de la sexualidad en los adolescentes.
Este trabajo tiene extraordinaria importancia en la actualidad para la prevención de conductas llamativas, y otros aspectos de interés como los referidos a la disminución de las relaciones sexuales precoces, la maternidad temprana, etcétera, que suelen ser la causa en la mayoría de los casos de la deserción escolar.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Puentes Silva, Menéndez Quiala y Concepción Domínguez: La educación sexual en los adolescentes, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, octubre 2011, http://www.eumed.net/rev/cccss/14/
INTRODUCCIÓN
A través de la educación, en cualquier ámbito de la vida, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo.
La educación representa un complejo fenómeno social que garantiza la apropiación por parte del ser humano de los frutos de la vida espiritual y cultural, donde se le capacita para vivir en una determinada época y se desarrolla la personalidad de modo consecuente con tales fines.
En este contexto integral, corresponde a la educación sexual la tarea de promover el crecimiento de la personalidad, en íntima relación sistémica con los demás campos de la labor educativa.
Derivado del análisis anterior y la aplicación de varios instrumentos se ha podido constatar que existen insuficiencias que afectan la educación sexual en los adolescentes.
DESARROLLO
La educación sexual es el proceso activo que potencia al individuo para el encuentro libre, pleno y responsable con el otro sexo y con la propia sexualidad, en correspondencia con sus necesidades y las de su contexto, garantizando el protagonismo y la capacidad de elegir los límites personales de la personalidad, así como el respeto a las personas con las cuales se relaciona.
La sexualidad constituye una expresión de la personalidad, es parte orgánica del lenguaje mismo de la vida, del ser y devenir de los humanos como especie y de cada hombre y mujer. La sexualidad es potenciadora del florecimiento de una personalidad sana y autorrealizada, y contribuye a la calidad de la vida de las personas de ambos sexos, de la familia y de la sociedad.
De esta forma, la sexualidad es una dimensión constitutiva de las personas, que comienza y termina conjuntamente con la vida. En este proceso, la familia juega un rol protagónico, constituyéndose los padres como los primeros y principales educadores sexuales de sus hijos e hijas.
La formación de la sexualidad es un proceso de permanente aprendizaje para la vida, unido al crecimiento y desarrollo del ser humano. Es mucho más que entregar conocimientos de la biología y acerca de los elementos que intervienen en el proceso reproductivo de la especie. Consiste en un aprendizaje para vivir en sociedad, para el desarrollo socio-afectivo, social, cultural, valórico y espiritual de hombres y mujeres.
Existen tantas definiciones de sexualidad como estudios referidos al tema hay en el mundo y en ellas se reflejan las concepciones filosóficas y el desarrollo científico -técnico de la época en que han vivido estos .autores de reconocido prestigio a nivenacional e internacional se destacan Money, J. (1985), Masters, W. y Johnson, VKolodny R.C (1988), Ruiz, X. (1996), Segú, H. (1992). González, A y Castellanos, B(1996), MacPherson Sayú (1997), entre otros.
En el concepto de sexualidad dado por estos autores, se observa un consenso en el reconocimiento a su manifestación en las relaciones humanas y del papel que desempeña en la vida y en el desarrollo de la personalidad.
El autor asume la definición que aporta un colectivo de autores en el material: Hacia una sexualidad responsable y feliz (parte I) del año 1997, y expresa: ³la sexualidades una manifestación de la personalidad, se expresa en todas las esferas de la vida psíquica, está presente de manera peculiar en diversas edades y se distingue por su singularidad en cada persona concreta, interviene en la regulación directa o indirecta de todas las manifestaciones del ser humano, abarca todo el ser, no solo los genitales, se expresa en todo lo que una persona hace, porque en esta definición se expresa de manera amplia la importancia del conocimiento de la sexualidad para el desarrollo de la personalidad como un hecho universal de vida que trasciende y que se manifiesta en las diferentes etapas del desarrollo del hombre, además de formar parte de lo más íntimo de nuestra individualidad, pero que no puede verse aislada de las interrelaciones humanas, la comunicación y el encuentro enriquecedor entre las personas en todas las facetas de la actividad social.
Se enfatiza además en la importancia de la compresión del hecho de ser psicológica y físicamente ³sexuado´, masculino o femenino, y desde la singularidad que aporta el sexo y la asunción de este en cada persona concreta devienen entonces los componentes psicológicos de la sexualidad que en el caso de las edades tempranas junto a los cambios psicosexuales que se producen y el desarrollo de una adecuada educación referida a estos se contribuye a fomentar una sexualidad responsable.
El concepto de sexualidad comprende tanto el impulso sexual, dirigido al goce inmediato y a la reproducción, como los diferentes aspectos de la relación psicológica con el propio cuerpo (sentirse hombre, mujer o ambos a la vez) y de las expectativas de rol social. En la vida cotidiana, la sexualidad cumple un papel muy destacado ya que, desde el punto de vista emotivo y de la relación entre las personas, va mucho más allá de la finalidad reproductiva y de las normas o sanciones que estipula la sociedad.
La sociedad es el más amplio contexto en que el individuo sexuado se desempeña, interactúa y se comunica como ser masculino o femenino con las personas de ambos sexos a lo largo de su vida, y a través de una gran diversidad de actividades. De esta dimensión provienen los modelos, patrones, y valores culturalmente predominantes, a partir de los cuales la familia y todos los agentes sociales conforman, educan y evalúan la sexualidad de cada persona.
Inicialmente es la sociedad la que establece una educación que garantice su estilo de valores, así como su permanencia en el tiempo, por lo que su cuestionamiento y transformación sólo serán posibles cuando la sociedad también se encargue de presionar y proponer aquellos cambios de los que se está haciendo cargo. Si bien es cierto que la escuela es una institución cultural que refleja los mismos temores, prejuicios y parcialidades de la sociedad transmitiendo “el orden del mundo”, no es menos cierto que puede y debe hacerse cargo de las propuestas inspiradas en el ejercicio de derechos. Y ofrecer información puesta al servicio de la atención primaria de la salud sexual y reproductiva de adolescentes y jóvenes, es un derecho social básico del que no puede ni debe desentenderse.
A partir de la irrupción del VIH/SIDA en la década de los 80, la sexualidad cambia radicalmente de registro, y asociada con la enfermedad y la muerte introduce el imperativo de “hablar” sobre ella de manera explícita y pública legitimando nuevas alternativas eróticas y demandando al Estado y la Sociedad, la superación de resistencias conservadoras.
Debido al surgimiento, legitimación y defensa de estos derechos por parte de sectores significativos de la sociedad civil, el Estado se ve obligado a enfrentar la disyuntiva. Se comienzan a implementar campañas y programas orientados a la prevención y atención de la salud sexual de la población. Campañas, muchas veces, bien intencionadas pero poco efectivas en los resultados, casi siempre atravesadas por el miedo a molestar “la sensibilidad” de los sectores más conservadores de nuestra sociedad, sin concebir la participación y los aportes de los directamente afectados en su salud, calidad y continuidad de vida; relegando sus intereses y derechos.
Carácter socializador personalizado:
Las personas nacen biológicamente sexuadas, pero es a través de la vida que devienen psicológica y socialmente sexuados, mediante la educación sexual, como proceso en el cual la sexualidad se socializa. La interacción entre lo social y lo individual, representa el desarrollo de la personalidad., donde toda la riqueza humana con sus modelos, códigos, y valores influyen sobre las personas desde la infancia pero no son asumidas de manera mecánica sino reconstruidas subjetivamente.
Carácter humanista y participativo:
La educación sexual debe considerar al ser humano como centro del proceso, conocer y respetar sus necesidades y potencialidades, promover la confianza, el compromiso y la participación activa que son fundamentos esenciales para que los adolescentes se conviertan en sujetos de su propia educación, sin que se les impongan verticalmente ideas y sentimientos, ni se les ocupe el espacio que les corresponde como seres únicos.
Adecuación al desarrollo y preparación activa:
La educación de la sexualidad debe tener en cuenta tanto las particularidades de esta esfera en las distintas etapas, como aquellas propias de cada personalidad y características de los grandes grupos humanos en los cuales esta se integra.
Carácter alternativo:
El proceso no puede tener un carácter arbitrario, sino que debe partir de un modelo general y flexible del ser humano a formar y de su sexualidad, debe ser un modelo rico en opciones, y posibilidades de formas de comportamiento diversas como punto de referencia.
Vinculación con la vida:
Como parte de la preparación para la vida debe estar estrechamente vinculada a la vida misma, tanto en sus contenidos y alcance, como en sus métodos mismos.
Unidad de lo afectivo y lo cognitivo:
La educación sexual no debe ser entendida como un proceso donde se transmiten grandes volúmenes de conocimientos, ya que la información cuando no se vincula a lo afectivo y se expresa en el comportamiento representa una carga muerta y formal, ajena a la personalidad y sin participación en la regulación de la actividad.
Carácter permanente y sistemático:
Las influencias que participan en cada personalidad sexuada comienzan a organizarse desde antes del nacimiento y actúan sistemáticamente durante toda la vida, a partir de la infancia y hasta la tercera edad.
Libertad y responsabilidad:
La educación de la sexualidad debe brindar al ser humano la posibilidad de elegir libremente las sendas particulares para transitar y vivir su sexualidad, pero a la vez en correspondencia con las necesidades y valores de la sociedad, con una profunda responsabilidad ciudadana.
Confianza y empatía.
Las influencias educativas actúan sobre la psiquis solo cuando se basan en vínculos sólidos de afecto, confianza mutua y respeto, comprensión tacto y delicadeza que propicien los más altos niveles de comunicación.
Veracidad y claridad:
El conjunto de saberes, representaciones, y valores que se transmiten deben ser siempre objetivos y veraces, ajustándose a la realidad, de manera que rompan mitos, tabúes y falsos conceptos que tradicionalmente han convertido esta hermosa esfera de la vida en algo sucio y pecaminoso.
Placer:
La sexualidad durante siglos se vio ligada a lo prohibido, hoy esta esfera existencial comienza a convertirse en lo que realmente es: una vía fundamental de placer, goce, comunicación y felicidad de enriquecimiento para la persona y su pareja y por ende, repercute en la calidad de vida individual y social
Todos los individuos tienen sentimientos, actitudes y convicciones en materia sexual, pero cada persona experimenta la sexualidad de distinta forma, porque viene decantada por una perspectiva individualizada.
Al debatir estos principios constatamos las carencias que poseen los docentes para orientar correctamente a sus estudiantes y apoyar a los padres en la educación de los hijos
Es atinado esclarecer que la educación sexual no depende de una sola institución y cuando los padres y madres no saben, no pueden o no quieren entablar un diálogo franco con sus hijos en materia de sexualidad, éstos se informarán como sea y especialmente con sus pares, tan desorientados o mal informados como ellos.
No se debe ignorar el carácter impulsivo de la vida sexual, particularmente en la adolescencia, como tampoco, el alto componente erótico de lo prohibido y peligroso.
Los adolescentes necesitan confrontar con los adultos y cuestionar los modelos sociales y culturales establecidos. Es precisamente lo que debemos esperar y no reprimir los educadores.
Cuando hablamos de transmisión de conocimientos o educación sexual, generalmente nos referimos a un adulto que transmite información y los conecta con el aprendizaje. De acuerdo a cómo sea su actitud será el juicio de los adolescentes porque el mensaje y los contenidos serán mejor valorados de acuerdo a cómo se transmiten y quién los transmite, así como la empatía o confianza que les despierte.
Muchas veces la escuela desaprovecha o califica prejuiciosamente la potencialidad de las y los adolescentes, y en su tendencia a homogeneizar pierde la oportunidad de incentivar la capacidad creativa de sus alumnos que, entre otras cuestiones, están elaborando pérdidas, asumiendo cambios de todo tipo y buscando su destino, debatiéndose entre la angustia y la esperanza.
Si se tiene en cuenta que la educación persigue la formación integral de la personalidad, el aporte de la educación de la sexualidad al proceso, radica en el desarrollo pleno y responsable de la esfera psicosexual. Para que este fin se cumpla es imprescindible considerarla como una dirección más del trabajo educativo integral, al mismo nivel que la esferas intelectual, moral, estética, político-ideológica, física, entre otras, sin que se le subvalore o se le relegue, ni tampoco se le sobrevalore o hiperbolice.
La Educación para la Sexualidad constituye un objetivo de la educación en Cuba, encaminado a garantizar cada día, altos niveles de salud sexual y reproductiva y la calidad de vida de la joven generación, en tanto permite prevenir y superar problemas como: maternidad y paternidad temprana, abortos, embarazos precoces, contagio de ITS/SIDA, prostitución, entre otros.
Transformar los modos de actuación de los adolescentes en el contexto actual no es imposible, solo deben elaborarse estrategias con la participación del personal pedagógico en colaboración con los adolescentes, la familia y las organizaciones comunitarias , por cuanto ha de prepararse y poner en práctica el proyecto educativo de la escuela cubana atendiendo a las demandas de la sociedad, a las necesidades singulares de la escuela y su entorno y a los intereses individuales y grupales del alumnado.
Educar para una salud sexual responsable es formar valores en los estudiantes para que se comporten de manera correcta ante esta situación.
El Comandante en Jefe, al referirse a esta problemática el 24 de febrero de 1998, señaló: “Si hay más libertad hay que educar a los hombre, a las mujeres y a los niños en el ejercicio de esa libertad y en el ejercicio de la responsabilidad, hay que decírselo a los jóvenes desde que están en el 1er grado, y cuando están en 2do, 3ro y cuarto, cuando son adolescentes y cuando son universitarios, o están en preuniversitario, esa educación hay que darla: el sentido de la responsabilidad, es a la que hay que apelar, y no será volver a la Edad Media e inventar un nuevo cinturón de castidad”
Actualmente se cuenta con niveles elevados de la ciencia educativa en Cuba y en el entorno mundial que alerta y propone estrategias de solución para los problemas relacionados con la sexualidad, pero se manifiesta un incremento global y local en las conductas inadecuadas de los adolescentes dadas por los elevados índices de:
Promiscuidad sexual
Enfermedades de transmisión sexual
Abortos evitables
Desviaciones sociales
Deserción escolar
La Educación sexual se ha ido conformando en el contexto de diferentes ciencias particulares, pero también se ha ido complejizando, de ahí, que la problemática se genera con carácter social
Las precisiones de la educación para la sexualidad establecidas por el Sistema Nacional de Educación entre las que se citan el Programa Director de Promoción y Educación para la Salud y Los principios de la educación de la sexualidad desde un enfoque alternativo y participativo, fueron consultados, además, por las autoras para conformar el marco teórico de la investigación.
De lo anterior se llega a la conclusión que si bien es cierto que la educación es la columna vertebral necesaria de todos los programas de atención primaria de la salud y que a partir de ésta se garantiza el ejercicio de la libertad, no es menos cierto que no es condición suficiente para garantizar los cambios de conducta necesarios, evitando situaciones de riesgo con la práctica de autocuidado, particularmente en lo que hace al comportamiento sexual
A partir de la trascendencia científica y educativa de este problema es necesario instrumentar un conjunto de acciones para contribuir a su perfeccionamiento
Propuesta de acciones para favorecer la educación sexual
Realización de conferencias, charlas, cine- debates y proyección de videos relacionados con la Educación Sexual, donde se divulguen los problemas existentes, planteando posibles soluciones y hacer comprender que cada sujeto es el actor esencial de la relación que establece entre él y el entorno.
Propagandas de promoción y educación para la de salud. ( carteles y pancartas relacionadas con diferentes temas)
Promoción de campañas educativas para evitar el incremento de las ITS, la deserción escolar.
Celebrar con eventos y actos especiales: 1 de diciembre (Día Mundial de la lucha contra el Sida) ,3 de diciembre (Día de la medicina)
Aplicar encuestas y entrevistas que permitan captar actitudes de un determinado público, respecto a un tema específico, por ejemplo ITS.
Realizar conversatorios con las familias, profesores y estudiantes relacionados con Educación Sexual, sexualidad, orientación sexual, entre otros, etc.
Lectura y debates de libros: se sugiere Confesiones de un médico, La sexualidad humana, entre otros de interés
CONCLUSIONES
La educación sexual es un elemento esencial para la formación integral de los adolescentes y dentro de esta la sexualidad desempeña un papel fundamental como expresión de la personalidad para que el individuo se comporte en sociedad.
En los instrumentos aplicados se constató que los adolescentes no poseen la preparación necesaria para disfrutar una sexualidad responsable y feliz.
Existen los documentos normativos para dar salida a este componente y las posibilidades para insertarlo en el proceso docente educativo.
La propuesta de acciones contribuye a elevar la preparación de los adolescentes en lo relacionado con la educación sexual.
BIBLIOGRAFÍA
Informe de un Grupo de Estudio de la OMS acerca de los jóvenes y la «Salud para Todos en el Año 2000»
Tesis de Maestría: Alternativa Metodológica para la educación de una sexualidad responsable en los y las adolescentes de la Secundaria Básica desde la educación familiar. Omar Serrano Abreu.
Castro Alegret, Pedro Luís, Antonia Torres Cueto y otros. Conocer nuestra sexualidad y prevenir el VIH/SIDA. Editorial Molinos Trade S.A. MINED. 2004.
La educación de la sexualidad en los Adolescentes de noveno grado de la Secundaria Básica “26 de junio” Moa. . Marbelis Capdesuñer Jiménez
La sexualidad, como dimensión humana, debe ser objeto de un proceso educativo donde la información, la formación y el desarrollo de valores en materia sexual, brinden a los jóvenes elementos necesarios para asumir actitudes positivas y responsables. La decisión de comenzar relaciones sexuales durante la adolescencia no debe ser tomada a la ligera. Es muy importante que padres, maestros y otros profesionales, les aseguren el acceso a información y recursos preventivos que los preparen para poder tomar decisiones acertada
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Esta vez nos has abrumado con tu aportación y espero que así lo vean los restantes lectores. Seguro que la enorme información que proporcionas ayudará a entender mejor el problema.
Gracias por tu comentario, Juan. Un abrazo.
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Querido amigo Juan Francisco, buen tema el de tu articulo en unos tiempos, en que hemos pasado del tabú a la información exagerada y sin control educativo.
Los de nuestra generación carecimos de tanta información, y la que recibimos fué más por parte de los amigos, que por nuestros progenitores y profesores, debido a la religión represiva en estos temas, que predominaba entonces.
Debido a la pornografía que acumula grandes espacios desde hace tiempo, se ha despertado una promiscuidad entre la juventud, que creo es perjudicial para los que todavía no están preparados para asimilarla, y las consecuencias se están viviendo desgraciadamente en la actualidad, y los abortos entre adolescentes están a la orden del día.
Ni lo de antes me parece adecuado, ya que tuvimos siempre una sensación de pecado, inculcado por la Iglesia que nos condicionaba en exceso, ni tampoco me parece adecuado lo de ahora, en la que se le quita toda importancia a las relaciones sexuales, sin valorar el amor entre parejas, y no entro a valorar las condiciones en materia afectivas de cada individuo.
Estas formas de entender las relaciones sólo pensando en el placer ocasional, creo que nos ha llevado a no valorar los sentimientos personales, y tanto la figura de la pareja como las separaciones matrimoniales, se deterioran con mucha facilidad, sin tener en cuenta que las discusiones y las diferencias que suceden en su vida, se deben, y pueden, solucionar con facilidad, pensando que al final la pareja se debe ayudar, cuando el tiempo y la salud nos pase la factura.
Resumiendo mi pensamiento sobre este asunto: no es incompatible unas relaciones sexuales entre dos personas, con un respeto que anteponga el amor aunque sea pasajero, dejando claro que al final siempre se paga la factura de nuestros actos, y los valores humanos deben ser inculcados tanto en la familia. como en los centros educativos, por parte de profesionales cualificados.
Un abrazo y felicidades por tu buen artículo, Fernando.
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Me parece muy acertada tu reflexión sobre este tema que complementa mucho mi artículo. Gracias por el comentario, Fernando. Un abrazo.
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